¿Podemos hablar con los muertos?
Cada día aumentan los grupos que pretenden comunicarse con el más allá y
hablar con los muertos. El espiritismo reviste nuevas caras, no porque de fondo
haya variado mucho de lo que era en otras épocas, sino por haber adoptado
formas nuevas y peligrosas:
1. Se practica a modo de juego, con ouijas, películas y documentales,
así como manuales de brujería y espiritismo que pueden ser adquiridos
fácilmente, incluso por niños y adolescentes, casi en cualquier tienda de
juguetes, de artículos para regalo o centros de video-renta.
2. Los adelantos en la tecnología ponen al alcance medios para iniciarse
en el "conocimiento" de fenómenos místicos y para reproducir de
manera sencilla, condiciones que pueden parecer sobrenaturales, como son
grabadoras, trucos, magias y el poderoso medio, al alcance de muchos, que son
los programas de computadora e internet.
Cuando nació el espiritismo moderno, a mediados del siglo XIX, se
sentían los golpes en las paredes. Luego se pasó a los golpes en las mesas. A
partir de los años cincuenta, empiezan las grabaciones de voces en cintas
magnetofónicas. Ahora tenemos los ordenadores. A medida que cambia la
tecnología, cambia el espiritismo. ¿No es justamente esto una demostración de
que es una iniciativa del hombre?
Sobre estos temas, el Catecismo de la Iglesia Católica en su número
2116, exponiendo la doctrina católica sobre el primer mandamiento, señala que:
"Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a
los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que
equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir (cf. Dt 18,10;Jr
29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la
interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a
mediums encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y,
finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de
poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de
temor amoroso, que debemos solamente a Dios."
Por otro lado, normalmente quien quiere hablar con un difunto acaba por
escucharse a sí mismo y lo que asombra de estos mensajes es a veces el hecho de
que, por lo general, el difunto diga cosas que sólo conocíamos nosotros en
lugar de descubrir por medio de él verdades nuevas. Aquí nos damos cuenta de
que son experiencias removidas que afloran desde el subconsciente.
Se han postulado muchas teorías para explicar estos fenómenos y parece
ser que, entre los que perciben estas manifestaciones, se encuentran personas
con historia clínica previa de trauma y stress, neurosis, histeria, copropraxia
(deleitarse en el uso del lenguaje obsceno e inapropiado), y ecolalia
(repetición de palabras carente de sentido); los desajustes sexuales también
son notorios, encontrando altos índices de personas homosexuales y niñas en el
paso de la niñez a la adolescencia.
En la mayoría de los casos, las investigaciones llevan a resultados de
tipo dudoso, ya que nada es totalmente comprobable, y los efectos que han
podido ser medidos y registrados, como es el caso de las psicofonías, pueden
deberse a causas naturales, -donde la imaginación se centra en un intenso deseo
y lo proyecta mediante la voluntad- y preternaturales.
Para salir al paso de los abusos y aclarar dudas, los obispos de la región
de Emilia-Romagna publicaron en el año 2000 una nota pastoral con el título «La
Iglesia y el más allá». El documento fue presentado a los medios de
comunicación por el cardenal Giacomo Biffi, el coordinador de la edición,
monseñor Adriano Caprioli, y el secretario de la Conferencia Episcopal
Regional, monseñor Claudio Stagni.
"Es la primera vez que, en un documento de la Iglesia, se definen
las formas de evocación de los difuntos como fenómenos relacionados con el
subconsciente. Es un hecho importante. Sobre todo porque estas formas hoy están
teniendo éxito entre los padres que han perdido a un hijo en circunstancias
dramáticas. Poco a poco, se han formado una serie de grupos que usan la
comunicación con el más allá como un atajo para responder al dolor".
(Armando Pavese)
Los obispos no demonizan el progreso tecnológico pero ante estas
circunstancias, bien vale la pena preguntarse si el demonio, como espíritu puro
que es y teniendo gobierno sobre las cosas materiales, no tendrá intervención
en ellas actuando indirectamente, por permisión de Dios, sobre la voluntad
humana, impresionando la imaginación y los sentidos y encontrando terreno
fértil en aquellas personas interesadas en los fenómenos paranormales.
Armando Pavese, experto del GRIS (Grupo de Investigación sobre Sectas) y
miembro de la Sociedad Italiana de Psicología de la Religión, desde hace
treinta años se dedica al estudio del espiritismo y afirma que una persona
"que participa en reuniones espiritistas o escucha voces registradas, se
carga psicológicamente. Obtiene un beneficio incluso físico. Pero ¿luego? Pasa
un poco de tiempo y todo se desvanece. Tiene necesidad de volver continuamente
al médium. Se convierte en una psicodependencia, una forma de droga que debe
ser alimentada continuamente. La oración y el amor hacia los difuntos, en
cambio, salen de nosotros mismos. No necesitan mediums. Claro, no son la
respuesta fácil, a golpe de tambor. Pero la fe en la Resurrección se basa en
Cristo, no en ciertas pruebas".
También la fe cristiana habla de una comunicación entre vivos y muertos,
aunque no se trata de una comunicación directa, sino por mediación de
Jesucristo, puesto que: "La oración es cristiana en tanto en cuanto es
comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo."
(Catecismo de la Iglesia Católica, 2565) Por tanto, esta comunicación con los
difuntos, por virtud de la comunión con los santos y de todo el cuerpo místico
de Cristo, se puede vivir de modo auténtico "a través de la oración y la
meditación -responde Armando Pavese-. Es el único camino para ir más allá de la
psique y llegar a la esfera del espíritu. El recuerdo de las experiencias
hermosas y dolorosas vividas hace emerger dentro de nosotros en la oración la
comunión que sólo el amor puede crear"
¿Podemos hablar con los
muertos?
SEGUNDA PARTE. 2/2.
Se han postulado muchas
teorías para explicar estos fenómenos y parece ser que, entre los que perciben
estas manifestaciones, se encuentran personas con historia clínica previa de
trauma y stress, neurosis, histeria, copropraxia (deleitarse en el uso del
lenguaje obsceno e inapropiado), y ecolalia (repetición de palabras carente de
sentido); los desajustes sexuales también son notorios, encontrando altos
índices de personas homosexuales y niñas en el paso de la niñez a la
adolescencia.
En la mayoría de los
casos, las investigaciones llevan a resultados de tipo dudoso, ya que nada es
totalmente comprobable, y los efectos que han podido ser medidos y registrados,
como es el caso de las psicofonías, pueden deberse a causas naturales, -donde
la imaginación se centra en un intenso deseo y lo proyecta mediante la
voluntad- y preternaturales.
Para salir al paso de
los abusos y aclarar dudas, los obispos de la región de Emilia-Romagna publicaron
en el año 2000 una nota pastoral con el título «La Iglesia y el más allá». El
documento fue presentado a los medios de comunicación por el cardenal Giacomo
Biffi, el coordinador de la edición, monseñor Adriano Caprioli, y el secretario
de la Conferencia Episcopal Regional, monseñor Claudio Stagni.
"Es la primera vez
que, en un documento de la Iglesia, se definen las formas de evocación de los
difuntos como fenómenos relacionados con el subconsciente. Es un hecho
importante. Sobre todo porque estas formas hoy están teniendo éxito entre los
padres que han perdido a un hijo en circunstancias dramáticas. Poco a poco, se
han formado una serie de grupos que usan la comunicación con el más allá como
un atajo para responder al dolor". (Armando Pavese)
Los obispos no
demonizan el progreso tecnológico pero ante estas circunstancias, bien vale la
pena preguntarse si el demonio, como espíritu puro que es y teniendo gobierno
sobre las cosas materiales, no tendrá intervención en ellas actuando
indirectamente, por permisión de Dios, sobre la voluntad humana, impresionando
la imaginación y los sentidos y encontrando terreno fértil en aquellas personas
interesadas en los fenómenos paranormales.
Armando Pavese, experto
del GRIS (Grupo de Investigación sobre Sectas) y miembro de la Sociedad
Italiana de Psicología de la Religión, desde hace treinta años se dedica al
estudio del espiritismo y afirma que una persona "que participa en
reuniones espiritistas o escucha voces registradas, se carga psicológicamente.
Obtiene un beneficio incluso físico. Pero ¿luego? Pasa un poco de tiempo y todo
se desvanece. Tiene necesidad de volver continuamente al médium. Se convierte
en una psicodependencia, una forma de droga que debe ser alimentada
continuamente. La oración y el amor hacia los difuntos, en cambio, salen de
nosotros mismos. No necesitan mediums. Claro, no son la respuesta fácil, a
golpe de tambor. Pero la fe en la Resurrección se basa en Cristo, no en ciertas
pruebas".
También la fe cristiana
habla de una comunicación entre vivos y muertos, aunque no se trata de una
comunicación directa, sino por mediación de Jesucristo, puesto que: "La
oración es cristiana en tanto en cuanto es comunión con Cristo y se extiende
por la Iglesia que es su Cuerpo." (Catecismo de la Iglesia Católica, 2565)
Por tanto, esta comunicación con los difuntos, por virtud de la comunión con
los santos y de todo el cuerpo místico de Cristo, se puede vivir de modo
auténtico "a través de la oración y la meditación -responde Armando
Pavese-. Es el único camino para ir más allá de la psique y llegar a la esfera
del espíritu. El recuerdo de las experiencias hermosas y dolorosas vividas hace
emerger dentro de nosotros en la oración la comunión que sólo el amor puede
crear".
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