CULTURA.





LA AUREOLA: ORÍGENES Y SIGNIFICADO.

 

Símbolo de luz y gracia conferido directamente por Dios, la aureola de los santos expresa su estado de beatitud y el esplendor divino que los invierte.

La aureola de los santos, el nimbo, la mandorla. La luz radiante está presente en las representaciones artísticas desde tiempos muy remotos. Como atributo figurativo, se ha utilizado en el arte sacro desde su inicio, presente en muchas civilizaciones y religiones, para indicar la divinidad de un personaje, su poder, su realeza y, posteriormente, en la esfera cristiana, la santidad. Egipcios, griegos y romanos posteriores usaron un halo de luz para enfatizar el poder de sus dioses y, más tarde, incluso de sus gobernantes.

Pero, ¿qué es la aureola? Es un halo de luz radiante que envuelve la cabeza o todo el cuerpo de una persona. La palabra “aureola” significa de color oro, la forma redonda se deriva del hecho de que el círculo es un símbolo de perfección, y por esta razón representa la santidad. En algunos casos, la distinción se hace entre nimbo (luz que rodea solamente la cabeza), la aureola (luz que irradia del cuerpo) y la gloria, o mandorla (combinación de ambos, utilizada solamente para Jesús y para la Virgen, para simbolizar su naturaleza divina).

En las representaciones pictóricas, la aureola ha experimentado una notable evolución, desde los grandes círculos dorados hasta los rayos de luz y los delgados anillos de oro apenas perceptibles a simple vista.

En las estatuas, por lo general, se mostraba como un disco de oro fijado detrás de la cabeza del personaje.

Por lo tanto, la aureola siempre ha sido entendida como un símbolo de luz y gracia conferido directamente por Dios. En el ámbito pagano, la aureola expresaba de manera genérica el poder, divino, pero también humano, y esta tendencia continuó incluso en la era cristiana, cuando la aureola se usaba no solamente para coronar a la cabeza de santos y ángeles, sino también de personas famosas, quizás ricos comitente u hombres intelectuales, al menos hasta el 1600 d.C. cuando el Papa Urbano III prohibió categóricamente que, hombres que aún no estaban muertos y oficialmente beatificados, estuvieran representados con la aureola en la cabeza.





 ATRIBUTOS DE DIOS.

La veracidad de Dios:

Siendo la Verdad, Camino y Vida, como dice Jesús de Sí mismo, no puede engañarse ni engañarnos. Es la Verdad absoluta, y en esto echa por tierra cualquier relativismo con relación a ella.

La simplicidad:

Simple es lo que no es compuesto por parte alguna.

Dios es substancia o naturaleza simple, indivisible por lo tanto en parte ninguna. No existe en él ninguna composición (de “compuesto”) ni física ni metafísica. Por lo tanto Dios es espíritu puro y absolutamente simple, sin composición alguna de materia, ni de sustancia y accidente, materia y forma, naturaleza y género. Dios Es. Es el que Es: Yahvé.

La unicidad:

Dios es único y sólo Él el Supremo. Si hubiera otros dioses, ya no sería el supremo, ni todopoderoso, y sus atributos caerían uno a uno, ya que los mismos son su esencia y se identifican con ella y entre sí.

La infinitud, la inmensidad, la inconmensurabilidad, lo ilimitado, lo incircunscripto, lo inabarcable: Dios es infinito. Esto quiere decir que carece de límites témporo-espaciales. Lo abarca todo por su poder de inmensidad y en todas partes está por su omnipresencia, presencia que lo abarca todo. Se encuentra en todo espacio creado.

Y se encuentra como causa de su existencia en todo creatura que fue hecha por Él. Esto produce la conservación de las criaturas, que de lo contrario dejarían de existir.

Es inconmensurable (no admite “mensura”, medida), ilimitado, todo lo abarca. Dios es infinito, carece de medida, es inconmensurable, en su inteligencia y voluntad, en su capacidad de conocer, auto contemplarse y amar operativamente.

La omnipresencia:

Aparte de la mencionada natural y creatural, existe una omnipresencia gracial y sobrenatural, que es la inhabitación divina en el alma de los justos.



LA RAZON POR LA QUE LOS ORTODOXOS NO VENERAN EL CORAZON DE JESUS Y LA RESPUESTA CATOLICA.

 

La Iglesia Ortodoxa no participa de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Aquí te ofrecemos su razón y la respuesta católica.

La principal crítica de nuestros hermanos ortodoxos a la veneración del Corazón de Jesús es que, supuestamente, los católicos adoramos a una parte de su cuerpo separándola de Cristo como un todo. Aunque ellos demuestran una profunda devoción por el amor de Nuestro Salvador hacia la humanidad, no lo representan individualmente con fuego o espinas.

Quizás la principal acusación que pesa sobre este culto es la acusación de nestorianismo. ¿Qué es eso? Se trata de una herejía del siglo V, promovida por el monje Nestorio y condenada por el Concilio de Éfeso, según la cual en Cristo existen dos personas, una humana y una divina.

Pero, ¿Qué tiene que ver esto con el Sagrado Corazón de Jesús? Pues, los ortodoxos sostienen que muchos católicos se dirigen al Corazón de Jesús como una persona separada de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

¿Y qué decimos los católicos a todo esto? La respuesta más clara se encuentra en la Encíclica Haurietatis Aquas escrita por el papa Pío XII.

EL CORAZÓN DE JESÚS ES EL SÍMBOLO DE SU INENSA CARIDAD HACIA EL GENERO HUMANO.

La Iglesia nos enseña que el Corazón de Jesús es el símbolo de su inmensa caridad hacia el género humano. Esta forma de amor merece un culto particular porque, por su naturaleza humana (unida indisolublemente a la divina), Cristo ama también con los sentimientos del afecto humano. Por ello, al referir a este culto, destacamos especialmente estas dos dimensiones de una sola Persona Divina, que ama desde sus dos naturalezas. Pero además recordamos que Nuestro Redentor, al tomar cuerpo de hombre para procurarnos la eterna salvación, estuvo sujeto a los mismas emociones y afectos que nosotros mismos.

Si eres devoto del Sagrado Corazón de Jesús no olvides estos aspectos, y si no lo eres… ¡Otra razón para amar más a Cristo!



CULTURA.

Costumbres relacionadas con los Reyes Magos

Decoración navideña en la Gran Vía de Madrid. Las tres figuras luminosas representan los Reyes Magos.

En algunos lugares, las autoridades organizan la llamada Cabalgata de Reyes el día 5 de enero, durante la cual los personajes suelen ir montados a caballo o en carrozas, vestidos con mantos y coronas, en lugar de la vestimenta frigia totalmente desconocida. En la mayoría de sitios donde sale la cabalgata, aparte de ir en ella los Reyes Magos, también hay carrozas de otros temas y distintos personajes, como pueden ser personajes infantiles y demás. El siguiente día, el 6 de enero, es festivo nacional. Ese día los niños disfrutan sus obsequios.

Cabalgata de Reyes en una puesta en escena de 1956, en Churra (Murcia).

En España, la tradición dice que los regalos de Navidad a los niños los traen los Reyes Magos la noche del 5 al 6 de enero, compitiendo con la reciente introducción de Papá Noel en las costumbres navideñas debido a la influencia de otras culturas. Antes, los niños deben enviar una carta a los reyes enumerando los regalos que quieren y los méritos por los que merecen recibirlos. También es tradición que la noche del 5 de enero los niños dejen sus zapatos en algún lugar de la casa, junto a la puerta, en una ventana; incluso se dejan dulces para obsequiar a los Reyes Magos y agua o comida para los camellos. Al día siguiente se encuentran allí los regalos o, en el caso de haber sido malos, carbón en su lugar (se trata de un dulce de feo aspecto pero golosina, al fin y al cabo). El día 6 de enero es festivo en toda España. La escalada consumista ha conseguido que también reciban regalos los adultos, en ocasiones usando el juego del amigo invisible. Es típico desayunar el Roscón de Reyes que en muchos lugares puede comerse la víspera, para merendar o, como postre, en la cena; normalmente en familia. En España estos roscones suelen contener una figurilla, antiguamente un haba, popularmente conocida como "la sorpresa", y a quien le tocara en su trozo de roscón tenía que pagar este bollo.

En varios países de Hispanoamérica existe la costumbre adoptada de los españoles de que los niños reciban regalos de los Reyes Magos, bien en la víspera, es decir, a la medianoche del 5 de enero, o en la mañana del 6 de enero (Argentina, México, República Dominicana, Puerto Rico, Paraguay y Uruguay). También se han heredado las costumbres de la carta a los Reyes y el carbón dulce en vez de regalos. La mayoría de los servicios postales aceptan estas cartas.

En México, el día 5 de enero por la noche se parte una Rosca de reyes que es tomada con chocolate, café o atole. Aquí se encuentra el segundo santuario más importante del mundo con respecto a los Tres Santos Reyes, ubicado en la ciudad de Tizimín, Yucatán; siendo visitado por millares de personas durante las fiestas religiosas en su honor, celebradas a finales de diciembre y principios de enero. Se trata además de la feria religiosa más antigua del sureste mexicano.26​

En Puerto Rico, la noche del 5 de enero los niños corren por el patio recogiendo grama. Ponen la grama en una caja de zapatos y colocan la caja junto a su cama. La grama es usada para alimentar a los camellos. Los reyes entonces dejan regalos en las cajas.

En Perú, ha caído en desuso el dar regalos a los niños en esta fecha. La celebración que se acostumbra es la llamada Bajada de Reyes, que consiste en que una familia o comunidad realiza una pequeña celebración mientras se va desmontando el Nacimiento. Cuando se trata de una comunidad, es costumbre dejar dinero mientras se retiran los adornos y figuras. Esta tradición incluso ha llegado a empresas privadas, las cuales realizan dicha celebración entre los miembros de la misma.

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Amén. El término amén, lejos de corresponder siempre exactamente a la traducción actual de “Así sea ¡” que expresa un mero deseo, pero no una certeza, significa, ante todo: Ciertamente, verdaderamente, seguramente o sencillamente: Sí. En efecto, este adverbio deriva de una raíz hebraica que implica firmeza, solidez, seguridad (cfr. Fe). Decir amén es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. 1. Compromiso y aclamación. El amén que confirma un dicho puede tener un sentido débil, como cuando decimos “Sea” (Jer 28,6). Pero las más de las veces es una palabra que compromete: con ella muestra uno su conformidad con alguien (1Re 1,36) o acepta una misión (Jer 11,5), asume la responsabilidad de un juramento y del juicio de Dios que le va a seguir (Núm. 5,22). Todavía más solemne es el compromiso colectivo asumido en el momento de la renovación litúrgica de la alianza (Dt 27,15-26; Neh 5,13). En la liturgia puede este término adquirir también otro valor; si uno se compromete frente a Dios, es que tiene confianza en su palabra y se remite a su poder y a su bondad; esta adhesión total es al mismo tiempo “bendición de aquel al que uno se somete (Neh 8,6); es una oración segura de ser escuchada (Tob 8,8; Jdt 15,10). El amén es entonces una aclamación litúrgica, y y en este concepto tiene su puesto después de las doxologías (1 Cr 16,36); en el NT tiene con frecuencia este sentido (Rom 1,25; Gal 1,5;2 Pe 3,18; Heb 13,21). Siendo una aclamación por la que la asamblea se une al que ora en su nombre, el amén supone que para adherirse a las palabras oídas se comprende su sentido (1 Cor 14,16). Finalmente, el amén, como adhesión y aclamación, concluye los cánticos de los elegidos, en la liturgia del cielo (Ap 5,14; 19,4), donde se une al aleluya.

CUANDO UNA PERSONA SE HA IDO. VÍSPERAS DE TODOS LOS SANTOS. NO LLORES SI ME AMAS. No llores si me amas... Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo... Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos... si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas palidecen... Créeme. Cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía... ese día volverás a verme. sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz. Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida. Enjuga tu llanto y no llores si me amas. (San Agustín)

LA FELICIDAD DE JESÚS. José Antonio Pagola

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