EL DISCERNIMIENTO. PONER A PRUEBA LAS INSPIRACIONES PARA SABER SI PROVIENEN DE DIOS.
Este ciclo de
predicaciones le ha dedicado a la obra del Espíritu Santo en la vida del
cristiano. De este modo, el padre Cantalamessa ha reflexionado sobre el
Espíritu Santo y el carisma del discernimiento.
San Pablo –ha
recordado– menciona un carisma particular llamado “discernimiento de espíritu”.
En su origen esta expresión tiene un sentido muy preciso: “indica el don que
permite distinguir, entre las palabras inspiradas o proféticas pronunciadas
durante una asamblea, las que vienen del Espíritu Santo y las que vienen de
otros espíritus, o sea del espíritu del hombre, o del espíritu demoníaco, o del
espíritu del mundo”. También para el evangelista Juan, ha precisado el
predicador, este es el sentido fundamental. El discernimiento consiste en
“poner a la prueba las inspiraciones para saber si provienen realmente de
Dios”.
QUIEN INTERPRETA EL SIGNO DE LOS TIEMPOS.
El padre Raniero
Cantalamessa Asimismo, ha querido subrayar que un factor importante para
realizar la tarea de discernimiento de los signos de los tiempos es la
colegialidad de los obispos. El ejercicio efectivo de la colegialidad “aporta
el discernimiento” a la “solución de los problemas la variedad de las
situaciones locales y de los puntos de vista”, las luces y los dones diversos,
del cual cada Iglesia y cada obispo es portador.
EL DISCERNIMIENTO EN LA
VIDA PERSONAL..
Respecto al
discernimiento en la vida personal, el predicador ha observado que san Pablo da
un criterio objetivo de discernimiento, el mismo que ha dado Jesús: el de los
frutos. Las “obras de la carne” revelan que un cierto deseo viene desde el
hombre viejo pecaminoso; “los frutos del Espíritu” revelan que vienen desde el
Espíritu.
A veces –ha señalado–
este criterio objetivo no es suficiente porque la decisión no es entre el bien
y el mal, “sino entre un bien y otro bien” y se trata de entender “qué cosa Dios
quiere en una precisa circunstancia”. Fue sobre todo para responder a esta
exigencia que “san Ignacio de Loyola desarrolló su doctrina sobre el
discernimiento”, ha precisado. Él invita a mirar sobre todo una cosa: las
propias disposiciones interiores, “las intenciones que están detrás de una
determinada decisión”.
En el fondo, ha
precisado, se trata de poner en práctica el viejo consejo que el suegro Jetró
le dio a Moisés: “presentar las cuestiones a Dios” y esperar en oración su
respuesta.
El predicador ha
advertido de que “el peligro de algunos modos modernos de entender y practicar
el discernimiento” es acentuar a tal punto “los aspectos psicológicos”, que
llevan a olvidar el agente primario de cada discernimiento que es “el Espíritu
Santo”.
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