EPIFANÍA - REYES MAGOS

 





QUE ES EPIFANÍA DEL SEÑOR.

La Epifanía del Señores una celebración cristiana. Etimológicamente, la palabra "epifanía" significa "manifestación" y referida al Señor corresponde a los momentos en que Jesús se manifiesta o se revela al mundo. Habitualmente se identifica con el Día de Reyes, sin embargo, en la tradición cristiana existen al menos tres momentos en los que Jesús se manifiesta.

EPIFANÍA DE LOS MAGOS DE ORIENTE.

Se celebra el Día de Reyes o Día de los Reyes Magos y se trata de la Epifanía más conocida. Tiene lugar el día 6 de enero y forma parte de las celebraciones litúrgicas de la Navidad. Las celebraciones asociadas a este acontecimiento varían en función de cada país. En algunos lugares de tradición católica es habitual ofrecer regalos y preparar dulces especiales.

Originariamente, en antiguas culturas orientales se celebraba en esta fecha el aumento de la luz solar tras el solsticio de inverno, como acontecimiento asociado a la llegada de la luz y al fin de las tinieblas. La Epifanía a los Magos de Oriente se hizo coincidir con las celebraciones consideradas paganas y que adoraban al sol.

En la doctrina católica, el niño Jesús se revela ante los Magos, representantes de otras civilizaciones y del mundo pagano, que lo identifican como el Mesías. La llegada de un Salvador había sido anunciada en varios textos del Antiguo Testamento por lo que este momento es de gran importancia.

El encuentro con Jesús aparece relatado en el Evangelio según San Mateo: “Al ver la estrella, los sabios se llenaron de alegría. Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra." (Mt 2:10-11).

EPIFANÍA A SAN JUAN BAUTISTA DURANTE EL BAUTISMO.

Según la tradición Jesús se manifiesta a los judíos a través de San Juan Bautista durante su Bautismo en el Río Jordán. La revelación de Jesús como Hijo de Dios se relata a través de una paloma que representa al Espíritu Santo.

Esta manifestación aparece en el Evangelio según San Mateo: "Y Jesús, después de ser bautizado, subió inmediatamente del agua; y he aquí, los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él. Y he aquí, una voz de los cielos que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco." (Mt 3:16-17)

EPIFANÍA A SUS DISCÍPULOS EN LAS BODAS DE CANÁ.

Hace referencia al momento en que Jesús comienza su actividad pública y se manifiesta a través del llamado "milagro de Caná".

Aparece en el Evangelio según San Juan de esta manera: "Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual mostró su gloria; y sus discípulos creyeron en él." (Jn 2:11)




LOS ORÍGENES DE LA FIESTA DE LA EPIFANÍA.

La celebración de la fiesta de la Epifanía del Señor

Desde tiempos muy remotos, tanto en Oriente como en Occidente –a excepción de la ciudad de Roma y, probablemente, de las provincias de África– la Iglesia celebró el día 6 de enero la manifestación de Dios al mundo, fiesta posteriormente conocida como Epifanía. En efecto, ya en el siglo II se encuentran referencias acerca de una conmemoración del bautismo de Jesús, por parte de algunas sectas gnósticas. De todos modos, habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo IV para recoger los primeros testimonios procedentes de ámbitos ortodoxos.

El origen de la solemnidad de Epifanía es bastante oscuro. Una tras otra se han sucedido las más variadas hipótesis, si bien, en cualquier caso, parece que la fiesta surgió dentro del proceso de inculturación de la fe, como cristianización de una celebración pagana del Sol naciente, de gran arraigo en la región oriental del Imperio.

Muy pronto, en Occidente, la fiesta de Epifanía revistió un triple contenido teológico, como celebración de la manifestación a los gentiles del Dios encarnado –adoración de los Reyes Magos–, manifestación de la filiación divina de Jesús –bautismo en el Jordán– y manifestación del poder divino del Señor – milagro de las bodas de Caná–. En Oriente, con la introducción de la fiesta de la Navidad, el 25 de diciembre, la solemnidad de Epifanía perdió su carácter de celebración del nacimiento de Cristo, y se centró en la conmemoración del Bautismo en el Jordán.

En la Iglesia romana, la celebración litúrgica de la Epifanía gira hoy día en torno a la universalidad del designio salvífico divino. Así, las lecturas refieren la vocación salvífica de los gentiles, ya anunciada por los profetas (IS 60: 1-6) y realizada plenamente en Cristo (Ef 3: 2-3. 5-6 y Mt 2: 1-12). Esta misma perspectiva puede advertirse en los textos eucológicos.





SIGO LA ESTRELLA COMO LOS MAGOS, HASTA ENCONTRAR A JESÚS.

"Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra"

Ellos no se detienen a pensar ni en la fragilidad del niño, en la madre adolescente, ni en la pobreza del entorno, o que el padre es carpintero. Ellos miran, escuchan sus corazones y se arrodillan. Adoran. Y le entregan a la madre para el niño, los dones más bellos que han podido darle: oro, incienso y mirra.

Vaya historia que sigue dándonos un sacudón al alma. La fe inunda la escena. Unos Magos que nada saben con certeza, que siguen una estrella, donde la gente se burla de ellos, locos soñadores atrás de una quimera, pero que con fe y osadía emprenden el viaje. Hay tantas cosas que aprendemos de este relato:

¿Eres una persona que busca ser sabia? Dice la Biblia que la sabiduría es uno de los dones del Espíritu Santo, ¿la buscas al despertar?, lees las Escrituras y te llenas de tesoros escondidos?

Proponte cuidar tu formación espiritual durante este año, lecturas, a tu alcance (libros, revistas, a través de internet).

¿Cuál es la estrella que sigues? Tienes alguien cercano que te guía y orienta en tu camino de fé, si no lo tienes te invito a que agendes una cita y busques su guía hacia el Señor.

¿Tu fe es igual a la de los Magos?, ¿eres capaz de seguir al niño aun cuando otros se ríen? ¿aún en medio de las tormentas de arena?,

¿Está dispuesta tu alma a emprender el sacrificado viaje y comenzar el camino del desierto y la sequedad, o te pesa dejar las comodidades y la seguridad?. Deja este año los miedos y emprende el viaje, tal vez te encuentres con tiempos de desolación y desiertos, pero recuerda a quien encontrarás con una sonrisa…

¿Le hablas a todos en tu diario camino que ha nacido el Rey de Reyes?, date tiempo, deja de lado la vergüenza y comparte tu testimonio con resolución y alegría.

Es bello saber que Jesús se manifiesta a la humanidad, pero esa realidad es hermosa cuando la vives íntimamente, ¿has encontrado al Salvador?, si no lo has hecho, búscalo dentro de ti y escucha su llamado.

¿Le adoras?: puedes hacerlo cantando una alabanza, recitando un salmo, diciendo una oración, haciendo un día de retiro, peregrinando a un santuario, ayunando, sirviendo a alguien necesitado.

¿Qué regalo le puedes ofrecer? ¿Qué tesoro puedes darle?Piensa en tus dones y talentos y ofrécelos. Recuerda que el amor es el mayor de los dones, ama y entrégate este año, es un excelente modo de agradecer al Señor que se haya manifestado en medio de tu vida.

El día de Reyes es un día especial para los niños, por los regalos, que este año sea especial porque el Hijo de Dios se ha manifestado en tu vida y esa es la belleza del evangelio, saber que Dios está con nosotros. ¡Vamos te invito a celebrarlo!


LA OFRENDA DE LOS MAGOS

Los tres dones que ofrecieron los Reyes Magos al Niño Jesús en la primera Epifanía han dado lugar a regalos que tradicionalmente dan en este día los padres a sus hijos y que la fantasía de la niñez inocente atribuya a los Reyes.
El evangelio de Mateo narra que unos Magos de Oriente se pusieron en camino para adorar a Jesús recién nacido. “Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas le adoraron; después, abrieron sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.
El don de las ofrendas significaba en el antiguo Oriente respeto y alianza. Para san Mateo es un acto de adoración, por el cual unos mandatarios regios reconocen la autoridad de Jesús, “rey de los judíos”, es decir, Señor del reino de justicia. Mateo nombra las tres ofrendas más corrientes de aquel tiempo. A su vez, estudiosos de la Biblia, predicadores, poetas y devotos del pueblo han interpretado de diversos modos esta regia ofrenda.
Los Magos de Oriente han cautivado la fantasía popular durante siglos, más que los personajes de los pastores. En las catacumbas romanas se representaron a los magos dos siglos antes que a los pastores. Probablemente influyó el interés que entonces había por las reliquias.
Recordemos que, según la leyenda, los supuestos restos de los Magos fueron llevados de Persia a Constantinopla y de allí a Milán. En 1162 fueron robados por el emperador Federico Barbarota y transportados a Colonia, donde reposan en un altar artísticamente esmaltado. En 1903 el cardenal de Colonia devolvió a la diócesis de Milán parte de los restos, considerados por el pueblo como reliquias.
Lógicamente, al crecer las críticas a las devociones basadas en las reliquias, tachadas por los protestantes de supersticiones, los pastores de Belén arrebataron el puesto a los Magos. En la Iglesia Española, en cambio, nunca hubo competencia entre ambas figuras, Pastores y Magos están en los nacimientos españoles a pie de igualdad.
Según el relato de san Mateo, los tres Reyes Magos ni fueron tres, ni reyes, ni magos. Eran astrólogos o astrónomos y su número es desconocido. Desde el siglo V la piedad popular afirmó que eran tres, ya que el relato evangélico habla de tres ofrendas. Como la magia estaba prohibida por la iglesia, dejaron de ser magos y se les consideró reyes. Sus nombres –Melchor, Gaspar y Baltasar- proceden de los evangelios apócrifos, libros pintorescos, imaginativos y superficiales.
En el siglo VI se relacionaron los reyes con sus dones: Melchor con el oro, Gaspar con el incienso y Baltasar con la mirra. En el siglo XV se determinaron sus razas, de acuerdo a las tres entonces conocidas: blanca, amarilla y negra.
El simbolismo de los regalos surge en el siglo II. De acuerdo con una tradición antigua, recogida en un texto litúrgico, Melchor lleva a Jesús oro (realeza), Gaspar incienso (divinidad) y Baltasar mirra (sacrificio). Otra versión simbólica relaciona los tres dones con actitudes cristianas: oro significa generosidad; incienso, oración; mirra, sufrimiento. Y desde mediados del siglo XIX, los Reyes traen regalos a los niños: Gaspar, golosinas y frutos secos; Melchor, ropa y zapatos; Baltasar, carbón a los díscolos.
Para el pueblo fiel, los tres regalos recuerdan ascéticamente la importancia de las obras, la oración y el sacrificio.
ORO, INCIENSO Y MIRRA, HOY.
¿Qué significan hoy los tres dones regios en nuestra sociedad estremecida, convulsa y bélica presa del miedo y la inseguridad?
El oro es dinero, financiación. Puede representar la implantación del impuesto estatal del 0.7% a favor del desarrollo de los pueblos atrasados, la condonación de la deuda externa de los países del tercer Mundo, la eliminación de los paraísos fiscales, la reducción de los gastos de defensa y el incremento de los proyectos de educación, empleo y sanidad.
El incienso es dignidad humana, respeto a la persona. Puede significar defensa de los derechos humanos, reconocimiento de la dignidad de la mujer, igualdad de las personas ante la ley, oportunidad para todos de acceder a la cultura cultivada y servicio eficaz y honrado de gobernar, legislar y juzgar.
La mirra es salud, sanidad. Incluye medicina social eficaz, producción a bajo precios de productos farmacéuticos para el Tercer Mundo, recuperación de prostitutas, alcohólicos, drogadictos y personas con sida y trato humano con las personas de la tercera edad.

Muchos son, pues, los significados de los tres dones de oro, incienso y mirra, que en aquella gran Epifanía hicieron los Reyes Magos.


 

  


UNOS MAGOS DE ORIENTE, ¿QUIENES SON?

 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


PRIMERA PARTE.

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? (Mt 2, 1-12) San Mateo, comienza este fragmento del Evangelio precisando el lugar del nacimiento de Cristo, “En Belén de Judea”, también nos sitúa cronológicamente, “bajo el reinado de Herodes”, Se refiere a Herodes el Grande, que reinó en años antes de Cristo. En esa época na rra la venida de unos “Magos de Oriente” a Jerusalén. ¿Quiénes son estos personajes?, ¿Qué es lo que sabemos de ellos?, ¿Por qué Mateo puso esta historia en los Evangelios?, ¿Qué tenía en mente Mateo? ¿Si la historia no fuera como esta relatada, esto debilitaría mi fe?, ¿Qué representa para nosotros este relato? 1. UNOS MAGOS El Evangelio nos relata: “unos magos” y no dice que sean reyes, tampoco dice cuantos eran, y agrega que eran de oriente, pero no dice de que país, por tanto no sabemos de su tierra de origen ni tampoco podemos imaginarlos como soberanos ni mucho menos conocer sus nombres. No obstante, se sostiene que venían desde Persia, que eran “celosos observadores de la justicia y de la virtud.” Cicerón añade que son “la clase de sabios y doctores en Persia.” En una segunda época tardía, después de la conquista de Babilonia, degeneraron y pasaron a ser nigromantes, es decir adivinadores y también astrólogos en el sentido peyorativo. San Jerónimo dice: “La costumbre y lenguaje popular toma los magos por gente maléfica.” Los magos que aquí presenta el evangelio aparecen como personajes importantes y hombres dedicados al estudio, principalmente de los astros. Es bueno aclarar también, que este tipo de magos, no eran personas que se dedicaban a realizaban trucos de magia. Por tanto, de acuerdo a lo conocido, en aquel tiempo cuando escribió Mateo su Evangelio, los magos eran hombres dedicados al estudio de las ciencias secretas, se les consideraba sabios porque investigaban el curso de las estrellas observando naturalmente el cielo, en otras palabras, unos científicos dedicados a la astronomía.

SEGUNDA PARTE.

NO ERAN REYES No eran, por tanto, reyes, ni por su nombre, ni por su origen, ni por el modo como Herodes los recibe y marchan a Belén. El texto del evangelio dice que proceden “de Oriente” o mejor aún, “de las regiones orientales.” Ellos mismos dirán “Porque vimos su estrella en Oriente” Sin embargo, al tratar de precisar la región, surgen las divergencias. Como exprese antes, pudiera ser Persia, el país originario de los magos. Esta es la opinión de la mayoría de los Padres y así son representados en varias catacumbas y aun en la iglesia de Belén, del siglo IV. Caldea — Babilonia —, además de ser país de magos, estuvo en contacto con Israel y pudo conocer sus esperanzas mesiánicas. Sin embargo, para otros, no parece que sea este país. Así también puede ser Arabia, país del Este por excelencia, porque su comercio y las invasiones a Palestina se hacían por Moab y el Jordán. En estas regiones se encontraba el país de los nabateos, donde residían gran número de judíos con frecuentes relaciones con Palestina. Es probable, pues, que el relato de san Mateo se refiera a esta gran zona de Arabia.

La llegada de los Magos a Jerusalén fue diversamente interpretada en la tradición. La opinión más frecuente en los Padres es que fue poco después del nacimiento de Cristo. Sin embargo, la opinión ordinaria es que se pone sobre año y medio después, ya que Herodes da la orden de matar a los niños de “dos años abajo.”

“PORQUE VIMOS SU ESTRELLA EN ORIENTE Y HEMOS VENIDO A ADORARLO” Nos pr esenta esta estrella con un carácter sobrenatural. Ahora, nosotros podemos imaginarnos que se les aparece y desaparece y que además les va guiando y camina delante de ellos y llegada sobre el lugar donde estaba el Niño, se paró. Su semejanza puede encontrarse en lo que se lee en el Éxodo: que “una columna de fuego, en la noche, iba delante de ellos” en el camino de Israel por el desierto (Ex 13:21). El que los Magos conocieran que aquella estrella anunciaba el nacimiento del “Rey de los judíos,” además de la ilustración y moción sobrenaturales que había que suponer, se realizó por algo que estaba en el ambiente. Era entonces esperado el Mesías, expectación que difundieron los judíos en su cautividad de Babilonia y en la Diáspora. (Dispersión de la comunidad del pueblo judío) Habiendo visto la estrella, “Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”, se encaminan a Jerusalén. Pensaban que el acontecimiento era del dominio público. Por ello preguntan, sin más, dónde estaba el Rey de los judíos que había nacido y venimos para adorarle. ¿Por qué se detuvieron en Jerusalén y no fueron directamente guiados a Belén?, ¿Es que en Jerusalén se detuvo la estrella?, astronómicamente no es posible, y así fuera, habría alguna crónica al respecto y ni Mateo ni el Historiador Josefo hablan de ello.

TERCERA PARTE.

HERODES DESCONCERTADO A pesar de la presencia de estos visitantes, en Jerusalén no debió de llamar la atención, por otra parte la cuidad estaba acostumbrada a diversas caravanas, pero de igual forma la noticia llegó a Herodes, quien temió que pudieran crearle revueltas y peligros políticos. Cabe destacar, que la visita de personas importantes, eran siempre un acontecimiento, y si hubieran sido soberanos, reyes o príncipes, lo lógico era que se dirigieran al gobernante y Mateo relata que “se presentaron en Jerusalén y preguntaron”, ¿a quién?, no lo dice. Ante este hecho, “El rey Herodes quedó desconcertado”. Es así como Herodes convoca a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo. El Sanedrín era el Gran Consejo de la nación. Constaba de 71 miembros, divididos en tres grupos: príncipes de los sacerdotes, que eran los ex sumos sacerdotes, y representaban a las grandes familias sacerdotales; los escribas, cultivadores e intérpretes de las Escrituras, y los ancianos, representantes de los sectores importantes de la nación. El Consejo estaba presidido por el sumo sacerdote. Y, reunidos, les pregunta “dónde había de nacer el Mesías.” Le contestaron con el texto de Miqueas: “En Belén de Judea” -le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el pastor de mi pueblo, Israel”. No obstante, sabemos que los sacerdotes y escribas de Jerusalén no tenían amistad con Herodes como para reunirse y darle información, es decir la relación era mala y el Sanedrín no estaba a su disposición, pues había malestar desde que el monarca había encargado asesinar a varios de sus miembros.

HERODES INTERROGA A LOS MAGOS Un detalle que llama la atención, es porque Mateo agrega que al desconcierto de Herodes, lo mismo sucedió con “toda Jerusalén”. Esta pregunta tiene razón de ser en el sentido de que el pueblo judío esperaba con ansias el nacimiento del Mesías, por cuanto no era motivo de desconcertarse ni menos de asustarse, a lo más y lo probable, era sentir alegría y por otra parte, guardar silencio frente al Herodes tirano ya que sabemos por los relatos que Herodes no era Judío y además el pueblo no lo quería. Entonces Herodes mandó llamar en secreto a los Magos y les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de la aparición de la estrella. Lo hizo en secreto, personalmente, como era su costumbre. El historiador judío y fariseo Josefo cuenta que Herodes mismo, “frecuentemente disfrazado con traje de hombre privado, en las noches, se mezclaba entre las turbas para experimentar y saber por sí mismo lo que sentían de su reinado”. Cerciorado de este dato, le interesaba actuar con astucia, temiendo pudiera ser un enredo político, tramado contra él desde fuera. En su mismo palacio se habían urdido conjuras, bajo el pretexto de la aparición próxima del Mesías, que terminaron en sangre

CUARTA PARTE.

HERODES LOS ENVIA A BELEN Mateo relata que reúne a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías, es decir Herodes no tenía idea y se entera porque los sacerdotes le contestaron con el texto de Miqueas: “En Belén de Judea”. Entonces envió a los magos a Belén diciéndole: Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje. Con el consejo que les da de volver a él para poder ir a “adorarlo,” no en el sentido religioso, sino de acatamiento externo, se pusieron los Magos en camino hacia Belén y vieron de nuevo la estrella. San Mateo dice; “Cuando vieron la estrella, se llenaron de alegría” Ellos se regocijaron porque en vez de ver fallidas sus esperanzas, fueron, por el contrario, confirmadas más y más, y porque veían recompensadas las penalidades de un camino tan largo. Se alegra con gozo aquel que se alegra en Dios, que es el verdadero gozo. El misterio de la estrella les había hecho presentir que la dignidad del Rey que había nacido aventajaba a la de todos los reyes de la tierra. Un detalle a tener en cuenta, es porque motivo hubo de llamar a una reunión para preguntar algo que era muy conocido;” ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?” (Juan (SBJ) 7,42) .

EL DESCONFIADO DE HERODES, CONFIA DE LOS MAGOS Mateo relata que Herodes le dice a los Magos; “y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”. Esto es muy extraño, ya que sabemos que Herodes era un hombre perverso y desconfiado, entonces su actitud con los Magos no parece aceptable de que así sea. Entendemos que está desconcertado, es decir perturbado y asustado y no es para menos, se le anuncia a él que por ahí hay una posible amenaza y rival al trono, por tanto parece un asunto muy delicado y por tanto lo lógico es que no confiara en estos extranjeros y extraños personajes, además que nos les conocía y estaban recién llegados. Por lo menos, el debería enviar gente de su confianza junto con los magos o algunos de sus leales hombres tras los magos a fin de asegurarse de es lo que estaba sucediendo. Por otra parte, Belén era una aldea pequeñita, por tanto la llegada de unos personajes extranjeros que venían de oriente, habría causado un gran revuelo, además con extraordinarios regalos, por tanto, era fácil que los espías de Herodes pudieran descubrir el paradero del niño Jesús, cosa que no ocurre.





 

QUINTA PARTE.

LLEGARON A LA CASA DONDE ESTABA MARIA Y JESUS El relato evangélico dice: “La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje”. El texto “al entrar en la casa”, no en un establo, por tanto es probable que ya no estuviera el Niño Jesús en el pesebre donde ocurrió el parto. Por tanto si habría pasado algún tiempo, tal vez año y medio del nacimiento de Jesús, lo natural es que hubiesen ocupado una modesta casa. Hay que considerar que desde que se enteraron los Magos del nacimiento de Jesús, tomaran la decisión de viajar, preparar el viaje, el tiempo de traslado a pie y sobre animales que podría ser en camellos, pasar por Jerusalén y llegar a la casa donde se encontraban María, su esposo José y el Niño Jesús, tiene que haber transcurrido un buen tiempo. Termina el relato diciendo: “Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino”. Es decir, no se sabe cuánto tiempo estuvieron los Magos en Belén.

EN VERDAD EXISTIERON LOS REYES MAGO?

Los Evangelios so n escrito de fe para hombres de fe. Esto es, los evangelios no representan una biografía, sino un testimonio de fe. Por eso mismo, la historia de las escrituras concede un lugar esencial, no al redactor final del escrito, sino a la comunidad respectiva. Por tanto se deduce que los evangelios son ante todo obras de las primeras comunidades cristianas; y el estudioso tiene la tarea de recuperar el nivel del acontecimiento que provocó una fe semejante. “Para Dios, todo es posible” (Mt 19,26). Es posible hallar un esclarecimiento para las dudas que nos pone el relato, pero todas juntas es difícil, lo que agranda el misterio. Es así, como los teólogos y otros estudiosos de la Biblia, optan por deliberar que este suceso de la visita de los Magos, no sucedió del modo como esta relatado.

SEXTA PARTE.

PORQUE EL RELATO DE LOS MAGOS?

Tenemos que considerar, que Mateo compuso su Evangelio para una comunidad judeocristiana, es decir gente de origen judío, por cuanto toda su cultura, formación religiosa, costumbres, tradiciones e historia es de principios judíos. Con esto, podemos suponer que estos destinatarios a los que se dirige Mateo, conocían y respetaban a importantes personajes de su historia, relatados en el Antiguo Testamento. Por otra parte, Mateo conoció a Jesús ya adulto, cuando el era un Publicano, por tanto no conocía muchos detalles de la infancia de Jesús. Por tanto, sabiendo a quien se dirigía, podemos suponer que Mateo se basó en la vida de los personajes del Antiguo Testamento para narrar los distintos episodios de la vida de Cristo. Y una de las figuras más admiradas del Antiguo Testamento era, sin duda, el gran Rey S alomón. Según la Biblia, este monarca gozaba de una sabiduría y una inteligencia tan extraordinarias, como ningún otro rey la tuvo jamás ni antes ni después de él (1 Re 3,12). Su ciencia fue superior no sólo a la de los otros reyes, sino a la de todos los sabios de Oriente (1 Re 4,9-11). Llegó a componer 3.000 parábolas, 1.005 poemas, y hasta escribió tratados de botánica y de zoología (1 Re 5,12-13).

RELATOS BÍBLICOS SEMEJANTES (**) ¿Cuál era uno de los episodios más famosos y divulgados de la vida del rey Salomón? Sin duda el de la visita de la reina de Saba. Los judíos solían contarlo con gran orgullo. ¿Y qué decía? Que un día se presentó en Jerusalén una reina anónima, venida de un lejano país llamado Saba; había oído hablar de la extraordinaria fama del rey israelita, y quería conocerlo y admirarlo personalmente (1 Re 10,1-13). Este episodio era tan popular y conocido entre los judíos, que el mismo Jesús lo citó en cierta oportunidad cuando, discutiendo con los judíos que no creían en él ni querían aceptar sus enseñanzas, les dijo: “El día del Juicio (Final), la reina del Sur (o de Saba) se levantará contra ustedes y les condenará. Porque ella vino desde lejos nada más que para escuchar la sabiduría de Salomón; y aquí hay alguien que es más que Salomón (y ustedes no le quieren escuchar)” (Mt 12,42). Ahora bien, si analizamos el relato de la reina de Saba, encontramos los mismos elementos que el relato de los Magos. 1) Una reina anónima se puso en camino y viajó a Jerusalén desde un lejano país de Oriente (1 Re 10,1). Unos Magos anónimos se pusieron en camino y viajaron a Jerusalén desde un lejano país de Oriente (Mt 2,1). 2) La reina era sabia (1 Re 10,1). Los Magos eran sabios. 3) Ella buscaba al rey de los israelitas para admirarlo (1 Re 10,9). Ellos buscaban al rey de los judíos para adorarlo (Mt 2,2). 4) A la reina la guió una estrella. (La literatura judía dice: “Cuando la reina de Saba se acercaba a Jerusalén, reclinada en su carruaje, vio a lo lejos una rosa maravillosa que crecía a orillas de un lago. Pero al aproximarse más, vio con asombro que la rosa se transformaba en una luminosa estrella. Cuanto más se acercaba, más brillaba su luz”.) También a los Magos los guió una estrella (Mt 2,2). 5) La rein a de Saba llegó planteando enigmas difíciles de resolver, y halló las respuestas (1 Re 10,3). Los Magos llegaron planteando un enigma difícil de resolver, y hallaron la respuesta (Mt 2,4-5). 6) La reina le ofreció a Salomón los regalos que le traía: oro, incienso y piedras preciosas (1 Re 10,10). Los Magos le ofrecieron al Niño los regalos que le traían: oro, incienso y mirra (Mt 2,11). 7) Luego de admirar a Salomón, la reina regresó a su país y desapareció de la historia (1 Re 10,13). Luego de adorar al Niño, los Magos regresaron a su país y desaparecieron de la historia (Mt 2,12). Sabio como el rey sabio. Es posible, pues, que el relato de los Magos, así como está contado en el Evangelio de Mateo, no haya sucedido realmente. Que no se trate de un hecho estrictamente histórico, sino que haya sido creado por San Mateo, teniendo como ba se la narración de la visita de la reina de Saba a Salomón. Este modo de contar la biografía de alguien era muy común entre los teólogos judíos de aquel tiempo, que más que una precisión histórica, buscaban siempre transmitir una enseñanza o un mensaje. Y por supuesto que los lectores judíos, al leer el relato de los Magos, descubrían inmediatamente lo que el autor les quería decir: que Jesús era un nuevo y más grande Salomón, enviado por Dios a la tierra; que en este Niño nacido en Belén residía una sabiduría y unos conocimientos extraordinarios, como nunca los hubo antes en ningún ser humano, ni los podrá haber después; que las cosas que este Niño diga cuando sea grande, aunque resulten desconcertantes o sorprendentes, pueden ser aceptadas con confianza; porque es Dios quien habla a través de Él.

SEPTIMA PARTE.

DE MAGOS A REYES.

Los misteriosos Magos de Oriente que llegaron a Belén para visitar al Niño Jesús cautivaron pronto la devoción y la fantasía popular de los cristianos. Ya en el siglo II se les elevó a la categoría de Reyes; esto se debió a que había un Salmo que decía: “Los reyes de Tarsis y de Saba le traerán sus regalos; todos los reyes se arrodillarán ante él” (72,10-11); y se creyó que los Magos eran estos reyes que habían venido para cumplir la profecía. Luego se fijó su número; al ser tres los regalos que le ofrecieron al niño (oro, incienso y mirra), se pensó que los Magos tenían que haber sido tres. Más tarde, en el siglo VI, se les dio nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar. En el siglo VIII, se los hizo de razas diferentes. Y por último, en la edad media, se empezó a decir que uno de ellos era negro.

EL DESTINO DE LOS MAGOS.

Pero quizás lo más pintoresco sea el detalle de sus reliquias. Según una tradición, los Magos murieron en Persia. De allí sus restos fueron llevados a Constantinopla en el año 490. Más tarde aparecieron en Milán. Y finalmente se les trasladó a Colonia (Alemania), en cuya Catedral descansarían actualmente, junto a una ingenua inscripción que dice: “Habiendo sufrido muchas penurias por el Evangelio, los tres sabios se encontraron en Armenia el año 54 d.C. para celebrar la Navidad. Después de la misa, murieron. San Melchor, el 1º de enero a los 116 años. San Baltasar, el 6 de enero a los 112 años. Y San Gaspar, el 11 de enero a los 109 años”. De hecho, los cuerpos de los Magos viajaron mucho más después de muertos, que durante su vida.

 

OCTAVA PARTE.

LA ENSEÑANZA QUE PRETENDE MATEO.

San Mateo nos cuenta que, cuando Jesús vino al mundo, unos Magos del lejano Oriente se enteraron de su nacimiento. No pertenecían al pueblo judío, ni conocían al Dios verdadero, ni practicaban la auténtica religión; sólo observaban los astros y estudiaban ciencias secretas. Pero mediante la aparición de una estrella Dios les hizo saber de la llegada del rey de los judíos a la tierra. También nos dice que los Sumos Sacerdotes y Escribas judíos pudieron enterarse del nacimiento del Mesías, pero por otro camino: descifrando las profecías de las Sagradas Escrituras. Finalmente, también el rey Herodes se enteró del nacimiento de Jesús, por sus asesores políticos. El evangelista enseña, así, que Dios quiere hablar con todos los hombres, y que para ello emplea el lenguaje que cada uno puede entender. A Herodes le habló a través de sus asesores. A los Maestros de la Ley, a través de la Biblia. Y a los Magos, a través de sus estudios astronómicos. Dios no rechaza a nadie. No excluye a nadie de la salvación. Ni siquiera a los Magos, que para la mentalidad judía de entonces eran extranjeros despreciados y que vivían en medio de su ignorancia y sus creencias supersticiosas. También a ellos les dirigió su Palabra, y de una manera en que pudieran entender.

DIOS NO HACE ACEPCIONES.

Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: “Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas, (Hechos (SBJ) 10, 34), “en Dios no hay acepción de personas (Gálatas (SBJ) 2,6), es un aspecto que se reitera en las Escrituras, sin embargo eso no ocurre en los hombres, ya que hoy en día, las personas se distinguen en algunas categorías tales como divorciados, matrimonios irregulares, alcohólicos, drogadictos, enfermos de sida, madres solteras, desvalidos, y para peor, por su nacionalidad, raza o etnias, y los mas triste es que hay gente que pretende excluirlos del amor de Dios y hasta son excluidas en nombre del mismo Dios, olvidándose de lo que nos ha pedido el mismo Jesús; “ Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. (Mateo (SBJ) 5, 43-45) Por tanto los Reyes Magos lejos de constituir una historia feliz y romántica para contar a los niños, representan la advertencia divina de que el Sol sale para todos; y que nadie debe quedar afuera de la salvación de Dios. (**) Todos, judíos y paganos, estamos “llamados en Cristo a participar de la misma herencia, a formar un mismo cuerpo” (Ef 3,6), Y la venida de los Magos constituye el inicio de esta paz universal de las naciones. Por tanto aprovechemos esta oportunidad de comprender cada vez mejor que la solución de la tensión entre universalidad y elección que tantas veces nos ha puesto unos contra otros se resuelve en el entender que la elección es servicio a todo hombre. También espero que todos los cristianos sepamos, como los Magos, caminar siempre hacia Belén para adorar al rey universal de las gentes pero, al mismo tiempo, sepamos desde Belén ir al mundo para desempeñar la misión que Jesús nos ha pedido y confiado, esto es, la de ir al encuentro de todos, es decir como comunidad cristiana, ir en busca de los alejados y de quienes se sienten excluidos, sepamos llamarlos a la esperanza y a la vida. Amen Muchas Bendiciones



El icono de la Epifanía y sus orígenes bíblicos

El Río Jordán.

A los pies de Jesucristo se pueden distinguir en el agua dos pequeñas figuras. La masculina simboliza el río Jordán, la femenina el mar. Estas figuras tienen su procedencia en el Salmo 114,3: "El mar lo vio, y huyó; el Jordán se volvió atrás." Este hecho, en las primeras y más antiguas representaciones del Bautismo, ha sido descrito de forma tradicional y habitual por la antigüedad: el mar y el río se dibujaban como pequeñas figuras antropomórficas. Su "huida" y el "retroceder" se convirtieron más bien en gestos de señalar la figura principal con una cierta devoción.

A veces, junto a estas pequeñas figuras también se representa la serpiente, que corresponde al Salmo 74:13 "quebraste las cabezas de los monstruos en las aguas".

Tal como dijimos anteriormente el río Jordán está representado como una gruta llena de agua en la que Jesús se sumerge. El elemento de la gruta es simbólico y nos remite a otros iconos donde la gruta significa la bajada, la humillación y kénosis del Verbo: la gruta de Belén y el sepulcro de Cristo. Los infiernos iluminados por la presencia del Resucitado tienen relación con esta gruta-río donde Jesús recibe el Bautismo.








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Amén. El término amén, lejos de corresponder siempre exactamente a la traducción actual de “Así sea ¡” que expresa un mero deseo, pero no una certeza, significa, ante todo: Ciertamente, verdaderamente, seguramente o sencillamente: Sí. En efecto, este adverbio deriva de una raíz hebraica que implica firmeza, solidez, seguridad (cfr. Fe). Decir amén es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. 1. Compromiso y aclamación. El amén que confirma un dicho puede tener un sentido débil, como cuando decimos “Sea” (Jer 28,6). Pero las más de las veces es una palabra que compromete: con ella muestra uno su conformidad con alguien (1Re 1,36) o acepta una misión (Jer 11,5), asume la responsabilidad de un juramento y del juicio de Dios que le va a seguir (Núm. 5,22). Todavía más solemne es el compromiso colectivo asumido en el momento de la renovación litúrgica de la alianza (Dt 27,15-26; Neh 5,13). En la liturgia puede este término adquirir también otro valor; si uno se compromete frente a Dios, es que tiene confianza en su palabra y se remite a su poder y a su bondad; esta adhesión total es al mismo tiempo “bendición de aquel al que uno se somete (Neh 8,6); es una oración segura de ser escuchada (Tob 8,8; Jdt 15,10). El amén es entonces una aclamación litúrgica, y y en este concepto tiene su puesto después de las doxologías (1 Cr 16,36); en el NT tiene con frecuencia este sentido (Rom 1,25; Gal 1,5;2 Pe 3,18; Heb 13,21). Siendo una aclamación por la que la asamblea se une al que ora en su nombre, el amén supone que para adherirse a las palabras oídas se comprende su sentido (1 Cor 14,16). Finalmente, el amén, como adhesión y aclamación, concluye los cánticos de los elegidos, en la liturgia del cielo (Ap 5,14; 19,4), donde se une al aleluya.

CUANDO UNA PERSONA SE HA IDO. VÍSPERAS DE TODOS LOS SANTOS. NO LLORES SI ME AMAS. No llores si me amas... Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo... Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos... si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas palidecen... Créeme. Cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía... ese día volverás a verme. sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz. Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida. Enjuga tu llanto y no llores si me amas. (San Agustín)

LA FELICIDAD DE JESÚS. José Antonio Pagola

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