QUE ES EPIFANÍA DEL
SEÑOR.
La Epifanía del
Señores una celebración cristiana. Etimológicamente, la palabra
"epifanía" significa "manifestación" y referida al Señor
corresponde a los momentos en que Jesús se manifiesta o se revela al mundo.
Habitualmente se identifica con el Día de Reyes, sin embargo, en la tradición
cristiana existen al menos tres momentos en los que Jesús se manifiesta.
EPIFANÍA DE LOS
MAGOS DE ORIENTE.
Se celebra el Día
de Reyes o Día de los Reyes Magos y se trata de la Epifanía más conocida. Tiene
lugar el día 6 de enero y forma parte de las celebraciones litúrgicas de la
Navidad. Las celebraciones asociadas a este acontecimiento varían en función de
cada país. En algunos lugares de tradición católica es habitual ofrecer regalos
y preparar dulces especiales.
Originariamente, en
antiguas culturas orientales se celebraba en esta fecha el aumento de la luz solar
tras el solsticio de inverno, como acontecimiento asociado a la llegada de la
luz y al fin de las tinieblas. La Epifanía a los Magos de Oriente se hizo
coincidir con las celebraciones consideradas paganas y que adoraban al sol.
En la doctrina
católica, el niño Jesús se revela ante los Magos, representantes de otras
civilizaciones y del mundo pagano, que lo identifican como el Mesías. La
llegada de un Salvador había sido anunciada en varios textos del Antiguo
Testamento por lo que este momento es de gran importancia.
El encuentro con
Jesús aparece relatado en el Evangelio según San Mateo: “Al ver la estrella,
los sabios se llenaron de alegría. Luego entraron en la casa y vieron al niño
con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le
ofrecieron oro, incienso y mirra." (Mt 2:10-11).
EPIFANÍA A SAN JUAN
BAUTISTA DURANTE EL BAUTISMO.
Según la tradición
Jesús se manifiesta a los judíos a través de San Juan Bautista durante su
Bautismo en el Río Jordán. La revelación de Jesús como Hijo de Dios se relata a
través de una paloma que representa al Espíritu Santo.
Esta manifestación aparece en el Evangelio según San Mateo: "Y Jesús, después de ser bautizado, subió inmediatamente del agua; y he aquí, los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él. Y he aquí, una voz de los cielos que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco." (Mt 3:16-17)
EPIFANÍA A SUS DISCÍPULOS
EN LAS BODAS DE CANÁ.
Hace referencia al
momento en que Jesús comienza su actividad pública y se manifiesta a través del
llamado "milagro de Caná".
Aparece en el
Evangelio según San Juan de esta manera: "Esto que hizo Jesús en Caná de
Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual mostró su gloria; y sus
discípulos creyeron en él." (Jn 2:11)
LOS ORÍGENES DE LA FIESTA DE LA EPIFANÍA.
La celebración de la fiesta de la Epifanía del Señor
Desde tiempos muy remotos, tanto en Oriente como en Occidente –a
excepción de la ciudad de Roma y, probablemente, de las provincias de África–
la Iglesia celebró el día 6 de enero la manifestación de Dios al mundo, fiesta
posteriormente conocida como Epifanía. En efecto, ya en el siglo II se
encuentran referencias acerca de una conmemoración del bautismo de Jesús, por
parte de algunas sectas gnósticas. De todos modos, habrá que esperar hasta la
segunda mitad del siglo IV para recoger los primeros testimonios procedentes de
ámbitos ortodoxos.
El origen de la solemnidad de Epifanía es bastante oscuro. Una tras otra
se han sucedido las más variadas hipótesis, si bien, en cualquier caso, parece
que la fiesta surgió dentro del proceso de inculturación de la fe, como
cristianización de una celebración pagana del Sol naciente, de gran arraigo en
la región oriental del Imperio.
Muy pronto, en Occidente, la fiesta de Epifanía revistió un triple
contenido teológico, como celebración de la manifestación a los gentiles del
Dios encarnado –adoración de los Reyes Magos–, manifestación de la filiación
divina de Jesús –bautismo en el Jordán– y manifestación del poder divino del
Señor – milagro de las bodas de Caná–. En Oriente, con la introducción de la
fiesta de la Navidad, el 25 de diciembre, la solemnidad de Epifanía perdió su
carácter de celebración del nacimiento de Cristo, y se centró en la
conmemoración del Bautismo en el Jordán.
En la Iglesia romana, la celebración litúrgica de la Epifanía gira hoy
día en torno a la universalidad del designio salvífico divino. Así, las
lecturas refieren la vocación salvífica de los gentiles, ya anunciada por los
profetas (IS 60: 1-6) y realizada plenamente en Cristo (Ef 3: 2-3. 5-6 y Mt 2:
1-12). Esta misma perspectiva puede advertirse en los textos eucológicos.
SIGO LA ESTRELLA COMO LOS MAGOS, HASTA ENCONTRAR A JESÚS.
"Cuando vieron
la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño
con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus
cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra"
Ellos no se
detienen a pensar ni en la fragilidad del niño, en la madre adolescente, ni en
la pobreza del entorno, o que el padre es carpintero. Ellos miran, escuchan sus
corazones y se arrodillan. Adoran. Y le entregan a la madre para el niño, los
dones más bellos que han podido darle: oro, incienso y mirra.
Vaya historia que
sigue dándonos un sacudón al alma. La fe inunda la escena. Unos Magos que nada
saben con certeza, que siguen una estrella, donde la gente se burla de ellos,
locos soñadores atrás de una quimera, pero que con fe y osadía emprenden el
viaje. Hay tantas cosas que aprendemos de este relato:
¿Eres una persona
que busca ser sabia? Dice la Biblia que la sabiduría es uno de los dones del
Espíritu Santo, ¿la buscas al despertar?, lees las Escrituras y te llenas de
tesoros escondidos?
Proponte cuidar tu
formación espiritual durante este año, lecturas, a tu alcance (libros,
revistas, a través de internet).
¿Cuál es la
estrella que sigues? Tienes alguien cercano que te guía y orienta en tu camino
de fé, si no lo tienes te invito a que agendes una cita y busques su guía hacia
el Señor.
¿Tu fe es igual a
la de los Magos?, ¿eres capaz de seguir al niño aun cuando otros se ríen? ¿aún
en medio de las tormentas de arena?,
¿Está dispuesta tu
alma a emprender el sacrificado viaje y comenzar el camino del desierto y la
sequedad, o te pesa dejar las comodidades y la seguridad?. Deja este año los
miedos y emprende el viaje, tal vez te encuentres con tiempos de desolación y
desiertos, pero recuerda a quien encontrarás con una sonrisa…
¿Le hablas a todos
en tu diario camino que ha nacido el Rey de Reyes?, date tiempo, deja de lado
la vergüenza y comparte tu testimonio con resolución y alegría.
Es bello saber que
Jesús se manifiesta a la humanidad, pero esa realidad es hermosa cuando la
vives íntimamente, ¿has encontrado al Salvador?, si no lo has hecho, búscalo
dentro de ti y escucha su llamado.
¿Le adoras?: puedes
hacerlo cantando una alabanza, recitando un salmo, diciendo una oración,
haciendo un día de retiro, peregrinando a un santuario, ayunando, sirviendo a
alguien necesitado.
¿Qué regalo le
puedes ofrecer? ¿Qué tesoro puedes darle?Piensa en tus dones y talentos y
ofrécelos. Recuerda que el amor es el mayor de los dones, ama y entrégate este
año, es un excelente modo de agradecer al Señor que se haya manifestado en
medio de tu vida.
El día de Reyes es
un día especial para los niños, por los regalos, que este año sea especial
porque el Hijo de Dios se ha manifestado en tu vida y esa es la belleza del
evangelio, saber que Dios está con nosotros. ¡Vamos te invito a celebrarlo!
Muchos son, pues, los significados de los tres dones de oro, incienso y mirra, que en aquella gran Epifanía hicieron los Reyes Magos.
UNOS MAGOS DE ORIENTE, ¿QUIENES SON?
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
PRIMERA PARTE.
Cuando nació Jesús,
en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se
presentaron en Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que
acaba de nacer? (Mt 2, 1-12) San Mateo, comienza este fragmento del Evangelio
precisando el lugar del nacimiento de Cristo, “En Belén de Judea”, también nos
sitúa cronológicamente, “bajo el reinado de Herodes”, Se refiere a Herodes el
Grande, que reinó en años antes de Cristo. En esa época na rra la venida de
unos “Magos de Oriente” a Jerusalén. ¿Quiénes son estos personajes?, ¿Qué es lo
que sabemos de ellos?, ¿Por qué Mateo puso esta historia en los Evangelios?,
¿Qué tenía en mente Mateo? ¿Si la historia no fuera como esta relatada, esto
debilitaría mi fe?, ¿Qué representa para nosotros este relato? 1. UNOS MAGOS El
Evangelio nos relata: “unos magos” y no dice que sean reyes, tampoco dice
cuantos eran, y agrega que eran de oriente, pero no dice de que país, por tanto
no sabemos de su tierra de origen ni tampoco podemos imaginarlos como soberanos
ni mucho menos conocer sus nombres. No obstante, se sostiene que venían desde
Persia, que eran “celosos observadores de la justicia y de la virtud.” Cicerón
añade que son “la clase de sabios y doctores en Persia.” En una segunda época
tardía, después de la conquista de Babilonia, degeneraron y pasaron a ser
nigromantes, es decir adivinadores y también astrólogos en el sentido
peyorativo. San Jerónimo dice: “La costumbre y lenguaje popular toma los magos
por gente maléfica.” Los magos que aquí presenta el evangelio aparecen como
personajes importantes y hombres dedicados al estudio, principalmente de los
astros. Es bueno aclarar también, que este tipo de magos, no eran personas que
se dedicaban a realizaban trucos de magia. Por tanto, de acuerdo a lo conocido,
en aquel tiempo cuando escribió Mateo su Evangelio, los magos eran hombres
dedicados al estudio de las ciencias secretas, se les consideraba sabios porque
investigaban el curso de las estrellas observando naturalmente el cielo, en
otras palabras, unos científicos dedicados a la astronomía.
SEGUNDA PARTE.
NO ERAN REYES No
eran, por tanto, reyes, ni por su nombre, ni por su origen, ni por el modo como
Herodes los recibe y marchan a Belén. El texto del evangelio dice que proceden
“de Oriente” o mejor aún, “de las regiones orientales.” Ellos mismos dirán “Porque
vimos su estrella en Oriente” Sin embargo, al tratar de precisar la región,
surgen las divergencias. Como exprese antes, pudiera ser Persia, el país
originario de los magos. Esta es la opinión de la mayoría de los Padres y así
son representados en varias catacumbas y aun en la iglesia de Belén, del siglo
IV. Caldea — Babilonia —, además de ser país de magos, estuvo en contacto con
Israel y pudo conocer sus esperanzas mesiánicas. Sin embargo, para otros, no
parece que sea este país. Así también puede ser Arabia, país del Este por
excelencia, porque su comercio y las invasiones a Palestina se hacían por Moab
y el Jordán. En estas regiones se encontraba el país de los nabateos, donde
residían gran número de judíos con frecuentes relaciones con Palestina. Es
probable, pues, que el relato de san Mateo se refiera a esta gran zona de
Arabia.
La llegada de los
Magos a Jerusalén fue diversamente interpretada en la tradición. La opinión más
frecuente en los Padres es que fue poco después del nacimiento de Cristo. Sin
embargo, la opinión ordinaria es que se pone sobre año y medio después, ya que
Herodes da la orden de matar a los niños de “dos años abajo.”
“PORQUE VIMOS SU
ESTRELLA EN ORIENTE Y HEMOS VENIDO A ADORARLO” Nos pr esenta esta estrella con
un carácter sobrenatural. Ahora, nosotros podemos imaginarnos que se les
aparece y desaparece y que además les va guiando y camina delante de ellos y
llegada sobre el lugar donde estaba el Niño, se paró. Su semejanza puede
encontrarse en lo que se lee en el Éxodo: que “una columna de fuego, en la
noche, iba delante de ellos” en el camino de Israel por el desierto (Ex 13:21).
El que los Magos conocieran que aquella estrella anunciaba el nacimiento del
“Rey de los judíos,” además de la ilustración y moción sobrenaturales que había
que suponer, se realizó por algo que estaba en el ambiente. Era entonces
esperado el Mesías, expectación que difundieron los judíos en su cautividad de
Babilonia y en la Diáspora. (Dispersión de la comunidad del pueblo judío)
Habiendo visto la estrella, “Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido
a adorarlo”, se encaminan a Jerusalén. Pensaban que el acontecimiento era del
dominio público. Por ello preguntan, sin más, dónde estaba el Rey de los judíos
que había nacido y venimos para adorarle. ¿Por qué se detuvieron en Jerusalén y
no fueron directamente guiados a Belén?, ¿Es que en Jerusalén se detuvo la
estrella?, astronómicamente no es posible, y así fuera, habría alguna crónica
al respecto y ni Mateo ni el Historiador Josefo hablan de ello.
TERCERA PARTE.
HERODES
DESCONCERTADO A pesar de la presencia de estos visitantes, en Jerusalén no
debió de llamar la atención, por otra parte la cuidad estaba acostumbrada a
diversas caravanas, pero de igual forma la noticia llegó a Herodes, quien temió
que pudieran crearle revueltas y peligros políticos. Cabe destacar, que la
visita de personas importantes, eran siempre un acontecimiento, y si hubieran
sido soberanos, reyes o príncipes, lo lógico era que se dirigieran al
gobernante y Mateo relata que “se presentaron en Jerusalén y preguntaron”, ¿a
quién?, no lo dice. Ante este hecho, “El rey Herodes quedó desconcertado”. Es
así como Herodes convoca a todos los príncipes de los sacerdotes y a los
escribas del pueblo. El Sanedrín era el Gran Consejo de la nación. Constaba de
71 miembros, divididos en tres grupos: príncipes de los sacerdotes, que eran
los ex sumos sacerdotes, y representaban a las grandes familias sacerdotales;
los escribas, cultivadores e intérpretes de las Escrituras, y los ancianos,
representantes de los sectores importantes de la nación. El Consejo estaba
presidido por el sumo sacerdote. Y, reunidos, les pregunta “dónde había de
nacer el Mesías.” Le contestaron con el texto de Miqueas: “En Belén de Judea”
-le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra
de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá,
porque de ti surgirá un jefe que será el pastor de mi pueblo, Israel”. No
obstante, sabemos que los sacerdotes y escribas de Jerusalén no tenían amistad
con Herodes como para reunirse y darle información, es decir la relación era
mala y el Sanedrín no estaba a su disposición, pues había malestar desde que el
monarca había encargado asesinar a varios de sus miembros.
HERODES INTERROGA A
LOS MAGOS Un detalle que llama la atención, es porque Mateo agrega que al
desconcierto de Herodes, lo mismo sucedió con “toda Jerusalén”. Esta pregunta
tiene razón de ser en el sentido de que el pueblo judío esperaba con ansias el
nacimiento del Mesías, por cuanto no era motivo de desconcertarse ni menos de
asustarse, a lo más y lo probable, era sentir alegría y por otra parte, guardar
silencio frente al Herodes tirano ya que sabemos por los relatos que Herodes no
era Judío y además el pueblo no lo quería. Entonces Herodes mandó llamar en
secreto a los Magos y les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de la
aparición de la estrella. Lo hizo en secreto, personalmente, como era su
costumbre. El historiador judío y fariseo Josefo cuenta que Herodes mismo,
“frecuentemente disfrazado con traje de hombre privado, en las noches, se
mezclaba entre las turbas para experimentar y saber por sí mismo lo que sentían
de su reinado”. Cerciorado de este dato, le interesaba actuar con astucia,
temiendo pudiera ser un enredo político, tramado contra él desde fuera. En su
mismo palacio se habían urdido conjuras, bajo el pretexto de la aparición
próxima del Mesías, que terminaron en sangre
CUARTA PARTE.
HERODES LOS ENVIA A
BELEN Mateo relata que reúne a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del
pueblo para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías, es decir Herodes
no tenía idea y se entera porque los sacerdotes le contestaron con el texto de
Miqueas: “En Belén de Judea”. Entonces envió a los magos a Belén diciéndole:
Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan
encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje. Con el
consejo que les da de volver a él para poder ir a “adorarlo,” no en el sentido
religioso, sino de acatamiento externo, se pusieron los Magos en camino hacia
Belén y vieron de nuevo la estrella. San Mateo dice; “Cuando vieron la
estrella, se llenaron de alegría” Ellos se regocijaron porque en vez de ver
fallidas sus esperanzas, fueron, por el contrario, confirmadas más y más, y
porque veían recompensadas las penalidades de un camino tan largo. Se alegra
con gozo aquel que se alegra en Dios, que es el verdadero gozo. El misterio de
la estrella les había hecho presentir que la dignidad del Rey que había nacido
aventajaba a la de todos los reyes de la tierra. Un detalle a tener en cuenta,
es porque motivo hubo de llamar a una reunión para preguntar algo que era muy
conocido;” ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de
David y de Belén, el pueblo de donde era David?” (Juan (SBJ) 7,42) .
EL DESCONFIADO DE
HERODES, CONFIA DE LOS MAGOS Mateo relata que Herodes le dice a los Magos; “y
cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle
homenaje”. Esto es muy extraño, ya que sabemos que Herodes era un hombre
perverso y desconfiado, entonces su actitud con los Magos no parece aceptable
de que así sea. Entendemos que está desconcertado, es decir perturbado y
asustado y no es para menos, se le anuncia a él que por ahí hay una posible
amenaza y rival al trono, por tanto parece un asunto muy delicado y por tanto
lo lógico es que no confiara en estos extranjeros y extraños personajes, además
que nos les conocía y estaban recién llegados. Por lo menos, el debería enviar
gente de su confianza junto con los magos o algunos de sus leales hombres tras
los magos a fin de asegurarse de es lo que estaba sucediendo. Por otra parte,
Belén era una aldea pequeñita, por tanto la llegada de unos personajes
extranjeros que venían de oriente, habría causado un gran revuelo, además con
extraordinarios regalos, por tanto, era fácil que los espías de Herodes
pudieran descubrir el paradero del niño Jesús, cosa que no ocurre.
QUINTA PARTE.
LLEGARON A LA CASA
DONDE ESTABA MARIA Y JESUS El relato evangélico dice: “La estrella que habían
visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el
niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa,
encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje”.
El texto “al entrar en la casa”, no en un establo, por tanto es probable que ya
no estuviera el Niño Jesús en el pesebre donde ocurrió el parto. Por tanto si
habría pasado algún tiempo, tal vez año y medio del nacimiento de Jesús, lo
natural es que hubiesen ocupado una modesta casa. Hay que considerar que desde
que se enteraron los Magos del nacimiento de Jesús, tomaran la decisión de
viajar, preparar el viaje, el tiempo de traslado a pie y sobre animales que
podría ser en camellos, pasar por Jerusalén y llegar a la casa donde se
encontraban María, su esposo José y el Niño Jesús, tiene que haber transcurrido
un buen tiempo. Termina el relato diciendo: “Luego, abriendo sus cofres, le
ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la
advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por
otro camino”. Es decir, no se sabe cuánto tiempo estuvieron los Magos en Belén.
EN VERDAD EXISTIERON
LOS REYES MAGO?
Los Evangelios so n
escrito de fe para hombres de fe. Esto es, los evangelios no representan una biografía,
sino un testimonio de fe. Por eso mismo, la historia de las escrituras concede
un lugar esencial, no al redactor final del escrito, sino a la comunidad
respectiva. Por tanto se deduce que los evangelios son ante todo obras de las
primeras comunidades cristianas; y el estudioso tiene la tarea de recuperar el
nivel del acontecimiento que provocó una fe semejante. “Para Dios, todo es
posible” (Mt 19,26). Es posible hallar un esclarecimiento para las dudas que
nos pone el relato, pero todas juntas es difícil, lo que agranda el misterio.
Es así, como los teólogos y otros estudiosos de la Biblia, optan por deliberar
que este suceso de la visita de los Magos, no sucedió del modo como esta
relatado.
SEXTA PARTE.
PORQUE EL RELATO DE LOS
MAGOS?
Tenemos que considerar,
que Mateo compuso su Evangelio para una comunidad judeocristiana, es decir
gente de origen judío, por cuanto toda su cultura, formación religiosa,
costumbres, tradiciones e historia es de principios judíos. Con esto, podemos
suponer que estos destinatarios a los que se dirige Mateo, conocían y respetaban
a importantes personajes de su historia, relatados en el Antiguo Testamento.
Por otra parte, Mateo conoció a Jesús ya adulto, cuando el era un Publicano,
por tanto no conocía muchos detalles de la infancia de Jesús. Por tanto,
sabiendo a quien se dirigía, podemos suponer que Mateo se basó en la vida de
los personajes del Antiguo Testamento para narrar los distintos episodios de la
vida de Cristo. Y una de las figuras más admiradas del Antiguo Testamento era,
sin duda, el gran Rey S alomón. Según la Biblia, este monarca gozaba de una
sabiduría y una inteligencia tan extraordinarias, como ningún otro rey la tuvo
jamás ni antes ni después de él (1 Re 3,12). Su ciencia fue superior no sólo a
la de los otros reyes, sino a la de todos los sabios de Oriente (1 Re 4,9-11).
Llegó a componer 3.000 parábolas, 1.005 poemas, y hasta escribió tratados de
botánica y de zoología (1 Re 5,12-13).
RELATOS BÍBLICOS
SEMEJANTES (**) ¿Cuál era uno de los episodios más famosos y divulgados de la
vida del rey Salomón? Sin duda el de la visita de la reina de Saba. Los judíos
solían contarlo con gran orgullo. ¿Y qué decía? Que un día se presentó en
Jerusalén una reina anónima, venida de un lejano país llamado Saba; había oído
hablar de la extraordinaria fama del rey israelita, y quería conocerlo y
admirarlo personalmente (1 Re 10,1-13). Este episodio era tan popular y
conocido entre los judíos, que el mismo Jesús lo citó en cierta oportunidad
cuando, discutiendo con los judíos que no creían en él ni querían aceptar sus
enseñanzas, les dijo: “El día del Juicio (Final), la reina del Sur (o de Saba)
se levantará contra ustedes y les condenará. Porque ella vino desde lejos nada
más que para escuchar la sabiduría de Salomón; y aquí hay alguien que es más
que Salomón (y ustedes no le quieren escuchar)” (Mt 12,42). Ahora bien, si
analizamos el relato de la reina de Saba, encontramos los mismos elementos que
el relato de los Magos. 1) Una reina anónima se puso en camino y viajó a
Jerusalén desde un lejano país de Oriente (1 Re 10,1). Unos Magos anónimos se
pusieron en camino y viajaron a Jerusalén desde un lejano país de Oriente (Mt
2,1). 2) La reina era sabia (1 Re 10,1). Los Magos eran sabios. 3) Ella buscaba
al rey de los israelitas para admirarlo (1 Re 10,9). Ellos buscaban al rey de los
judíos para adorarlo (Mt 2,2). 4) A la reina la guió una estrella. (La
literatura judía dice: “Cuando la reina de Saba se acercaba a Jerusalén,
reclinada en su carruaje, vio a lo lejos una rosa maravillosa que crecía a
orillas de un lago. Pero al aproximarse más, vio con asombro que la rosa se
transformaba en una luminosa estrella. Cuanto más se acercaba, más brillaba su
luz”.) También a los Magos los guió una estrella (Mt 2,2). 5) La rein a de Saba
llegó planteando enigmas difíciles de resolver, y halló las respuestas (1 Re
10,3). Los Magos llegaron planteando un enigma difícil de resolver, y hallaron
la respuesta (Mt 2,4-5). 6) La reina le ofreció a Salomón los regalos que le
traía: oro, incienso y piedras preciosas (1 Re 10,10). Los Magos le ofrecieron
al Niño los regalos que le traían: oro, incienso y mirra (Mt 2,11). 7) Luego de
admirar a Salomón, la reina regresó a su país y desapareció de la historia (1
Re 10,13). Luego de adorar al Niño, los Magos regresaron a su país y
desaparecieron de la historia (Mt 2,12). Sabio como el rey sabio. Es posible,
pues, que el relato de los Magos, así como está contado en el Evangelio de
Mateo, no haya sucedido realmente. Que no se trate de un hecho estrictamente
histórico, sino que haya sido creado por San Mateo, teniendo como ba se la
narración de la visita de la reina de Saba a Salomón. Este modo de contar la
biografía de alguien era muy común entre los teólogos judíos de aquel tiempo,
que más que una precisión histórica, buscaban siempre transmitir una enseñanza
o un mensaje. Y por supuesto que los lectores judíos, al leer el relato de los
Magos, descubrían inmediatamente lo que el autor les quería decir: que Jesús
era un nuevo y más grande Salomón, enviado por Dios a la tierra; que en este
Niño nacido en Belén residía una sabiduría y unos conocimientos
extraordinarios, como nunca los hubo antes en ningún ser humano, ni los podrá
haber después; que las cosas que este Niño diga cuando sea grande, aunque
resulten desconcertantes o sorprendentes, pueden ser aceptadas con confianza;
porque es Dios quien habla a través de Él.
SEPTIMA PARTE.
DE MAGOS A REYES.
Los misteriosos Magos
de Oriente que llegaron a Belén para visitar al Niño Jesús cautivaron pronto la
devoción y la fantasía popular de los cristianos. Ya en el siglo II se les
elevó a la categoría de Reyes; esto se debió a que había un Salmo que decía:
“Los reyes de Tarsis y de Saba le traerán sus regalos; todos los reyes se
arrodillarán ante él” (72,10-11); y se creyó que los Magos eran estos reyes que
habían venido para cumplir la profecía. Luego se fijó su número; al ser tres
los regalos que le ofrecieron al niño (oro, incienso y mirra), se pensó que los
Magos tenían que haber sido tres. Más tarde, en el siglo VI, se les dio
nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar. En el siglo VIII, se los hizo de razas
diferentes. Y por último, en la edad media, se empezó a decir que uno de ellos
era negro.
EL DESTINO DE LOS
MAGOS.
Pero quizás lo más
pintoresco sea el detalle de sus reliquias. Según una tradición, los Magos
murieron en Persia. De allí sus restos fueron llevados a Constantinopla en el
año 490. Más tarde aparecieron en Milán. Y finalmente se les trasladó a Colonia
(Alemania), en cuya Catedral descansarían actualmente, junto a una ingenua
inscripción que dice: “Habiendo sufrido muchas penurias por el Evangelio, los
tres sabios se encontraron en Armenia el año 54 d.C. para celebrar la Navidad.
Después de la misa, murieron. San Melchor, el 1º de enero a los 116 años. San
Baltasar, el 6 de enero a los 112 años. Y San Gaspar, el 11 de enero a los 109
años”. De hecho, los cuerpos de los Magos viajaron mucho más después de
muertos, que durante su vida.
OCTAVA PARTE.
LA ENSEÑANZA QUE
PRETENDE MATEO.
San Mateo nos cuenta
que, cuando Jesús vino al mundo, unos Magos del lejano Oriente se enteraron de
su nacimiento. No pertenecían al pueblo judío, ni conocían al Dios verdadero,
ni practicaban la auténtica religión; sólo observaban los astros y estudiaban
ciencias secretas. Pero mediante la aparición de una estrella Dios les hizo
saber de la llegada del rey de los judíos a la tierra. También nos dice que los
Sumos Sacerdotes y Escribas judíos pudieron enterarse del nacimiento del
Mesías, pero por otro camino: descifrando las profecías de las Sagradas Escrituras.
Finalmente, también el rey Herodes se enteró del nacimiento de Jesús, por sus
asesores políticos. El evangelista enseña, así, que Dios quiere hablar con
todos los hombres, y que para ello emplea el lenguaje que cada uno puede
entender. A Herodes le habló a través de sus asesores. A los Maestros de la
Ley, a través de la Biblia. Y a los Magos, a través de sus estudios
astronómicos. Dios no rechaza a nadie. No excluye a nadie de la salvación. Ni
siquiera a los Magos, que para la mentalidad judía de entonces eran extranjeros
despreciados y que vivían en medio de su ignorancia y sus creencias
supersticiosas. También a ellos les dirigió su Palabra, y de una manera en que
pudieran entender.
DIOS NO HACE ACEPCIONES.
Entonces Pedro tomó la
palabra y dijo: “Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de
personas, (Hechos (SBJ) 10, 34), “en Dios no hay acepción de personas (Gálatas
(SBJ) 2,6), es un aspecto que se reitera en las Escrituras, sin embargo eso no
ocurre en los hombres, ya que hoy en día, las personas se distinguen en algunas
categorías tales como divorciados, matrimonios irregulares, alcohólicos,
drogadictos, enfermos de sida, madres solteras, desvalidos, y para peor, por su
nacionalidad, raza o etnias, y los mas triste es que hay gente que pretende
excluirlos del amor de Dios y hasta son excluidas en nombre del mismo Dios,
olvidándose de lo que nos ha pedido el mismo Jesús; “ Habéis oído que se dijo:
Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros
enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre
celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e
injustos. (Mateo (SBJ) 5, 43-45) Por tanto los Reyes Magos lejos de constituir
una historia feliz y romántica para contar a los niños, representan la
advertencia divina de que el Sol sale para todos; y que nadie debe quedar
afuera de la salvación de Dios. (**) Todos, judíos y paganos, estamos “llamados
en Cristo a participar de la misma herencia, a formar un mismo cuerpo” (Ef
3,6), Y la venida de los Magos constituye el inicio de esta paz universal de
las naciones. Por tanto aprovechemos esta oportunidad de comprender cada vez
mejor que la solución de la tensión entre universalidad y elección que tantas
veces nos ha puesto unos contra otros se resuelve en el entender que la
elección es servicio a todo hombre. También espero que todos los cristianos
sepamos, como los Magos, caminar siempre hacia Belén para adorar al rey
universal de las gentes pero, al mismo tiempo, sepamos desde Belén ir al mundo
para desempeñar la misión que Jesús nos ha pedido y confiado, esto es, la de ir
al encuentro de todos, es decir como comunidad cristiana, ir en busca de los
alejados y de quienes se sienten excluidos, sepamos llamarlos a la esperanza y
a la vida. Amen Muchas Bendiciones
El icono de
la Epifanía y sus orígenes bíblicos
El Río
Jordán.
A los pies
de Jesucristo se pueden distinguir en el agua dos pequeñas figuras. La
masculina simboliza el río Jordán, la femenina el mar. Estas figuras tienen su
procedencia en el Salmo 114,3: "El mar lo vio, y huyó; el Jordán se volvió
atrás." Este hecho, en las primeras y más antiguas representaciones del
Bautismo, ha sido descrito de forma tradicional y habitual por la antigüedad:
el mar y el río se dibujaban como pequeñas figuras antropomórficas. Su "huida"
y el "retroceder" se convirtieron más bien en gestos de señalar la
figura principal con una cierta devoción.
A veces,
junto a estas pequeñas figuras también se representa la serpiente, que
corresponde al Salmo 74:13 "quebraste las cabezas de los monstruos en las
aguas".
Tal como
dijimos anteriormente el río Jordán está representado como una gruta llena de
agua en la que Jesús se sumerge. El elemento de la gruta es simbólico y nos
remite a otros iconos donde la gruta significa la bajada, la humillación y
kénosis del Verbo: la gruta de Belén y el sepulcro de Cristo. Los infiernos
iluminados por la presencia del Resucitado tienen relación con esta gruta-río
donde Jesús recibe el Bautismo.
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