ORACIONES PODEROSAS..?

 



PARÁBOLA SOBRE LA ORACIÓN.

 

En cierta ocasión hicieron una apuesta el agua, el viento y la brisa. El juego consistía en comprobar quién era el más hábil para que, un señor que caminaba todos los días por una calle, se quitara su valioso abrigo.

El viento, impetuoso, contestó: ¡yo seré quien lo consiga! Cogió fuerza y sopló sobre aquel señor que se paseaba con su flamante abrigo. Éste, al sentir el aire, agarró fuertemente con sus manos el abrigo para que no se lo llevara aquella corriente traicionera.

Al día siguiente le tocó el turno al agua. Pensó; si descargo con furia sobre este señor, no le quedará otro remedio que desprenderse del abrigo si no quiere estropearlo. Y así fue. Comenzó a llover con intensidad. Pero, el señor del abrigo sacó un paraguas de un bolsillo y además logró cobijarse en unos porches a tiempo.

No muchos días después, entre sonrisas y burlas, le tocó el turno a la brisa. Ésta era humilde, constante en aquello que se proponía y no solía maltratar a nadie. Cuando se dio cuenta de que, aquel señor, pasaba por la calle… comenzó a ser lo que siempre quiso ser: suave brisa con un poco de calor. El señor al sentir la presencia de una brisa tan agradable se dijo: “qué bien se va por esta calle”. Y se quitó el valioso abrigo.

Así es la oración que quiere Jesús. Confiada y suave. Constante y persistente. El Señor, que no se deja ganar en generosidad, nos da todo aquello que le pedimos con una condición: que lo hagamos con delicadeza, a tiempo y destiempo pero con amor. Como la brisa lo hizo con el abrigo de aquel paseante. Y, el Señor, nos abriga con su mano, con su paz y con su presencia. Se desprende de todo lo que haga falta…cuando lo pedimos con humildad y cariño.



SEÑOR JESUCRISTO.

 

Acostarme vengo

mi Jesús amoroso

abre tu costado

para mi reposo.

 

Si me durmiera

me despertarás

si me muriera

me perdonarás.

 

Esta sábana con que me tapo

es la tierra que me han de echar.

 

Todos se han de ir

y me han de dejar

sólo tu Dios mío

me has de acompañar.

 

Amén.




ORACIONES PODEROSAS..?


Para los protestantes el poder de Palabra es realmente eficaz, por eso "decretan", "declaran",

Pero por qué el católico debe seguir estas mismas lineas que no son mas que "QUERER DOBLEGAR LA VOLUNTAD DIVINA".
Dios quiere lo mejor para sus hijos, él quiere darnos, pero para eso hay que pedir como lo hizo Jesús_ «Abbá, o sea, Padre, para ti todo es posible, aparta de mí esta copa. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» (Mc 14, 36).
También podemos tener una actitud como : Pablo no hacía una súplica injustificada cuando le pedía a Dios que lo liberase de la espina en su carne, ese ángel de Satanás que lo abofeteaba. Pidió y no recibió. Era tiempo de probar su debilidad y no para darle alimento: te basta mi gracia, porque en la debilidad mi fuerza se manifiesta.

Cuando pidas algo perfectamente justo y no fueras escuchado, no pierdas la valentía, no pierdas el fervor; fija los ojos en el alimento que Dios da a su debido tiempo.

Cuando Dios se niega a dar, no da para que su don no se convierta para nosotros en un perjuicio. Pablo no hacía una súplica injustificada cuando le pedía a Dios que lo liberase de la espina en su carne, ese ángel de Satanás que lo abofeteaba. Pidió y no recibió. Era tiempo de probar su debilidad y no para darle alimento: te basta mi gracia, porque en la debilidad mi fuerza se manifiesta.
El diablo pidió a Dios poner a Job a prueba, y le fue concedido. Mediten bien sobre esto, hermanos míos, porque es un gran misterio que debemos conocer, recordar, tener siempre presente en el espíritu y nunca olvidar, porque en esta vida nunca nos faltarán pruebas.

Si esto que te digo es entender la verdadera oración que nace del corazón y tiene su fuerza en la Fe.
Imagínate aquellas personas que imprimen salmos como el 21, 27,123...cuelgan la medalla pero carecen de oración y solo dan poderes al hecho de ser una oración "poderosa" como se nos ha hecho creer, mas por influencia del protestantismo que por convencimiento.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mt 7,7.
Siempre duda de esas oraciones no autorizadas en la que te dicen reza 13 veces durante 13 días y mas si te hablan de arcángeles desconocidos o te mencionan energías, espíritus, y te hacen repetir 3 veces amén..."pega esta imagen y tu oración será escuchada" "comparte esta oración si crees en Maria"(?).
Aprende a no murmurar contra Dios cuando tu Oración no es escuchada, mas bien agradece y pregúntate que Dios me ama tanto que esta petición no me ayuda a mi salvación ni a la persona que hago tal petición.

SIEMPRE TEN CUIDADO DE NO IMITAR ERRORES DEL PROTESTANTISMO NI DEJARTE LLEVAR POR PRACTICAS ESOTERICAS.

Dios te bendice Van Drag





ORACIÓN DE FIN DE AÑO.

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.  Amén



FIN DE AÑO-ORACIÒN.

 

Por todo cuanto me diste en el año que termina,

Gracias por los días de sol y los nublados tristes,

por las tardes tranquilas y las noches oscuras.

Gracias por la salud y por la enfermedad,

por las penas y las alegrías.

 

Gracias por todo lo que me prestaste y luego me pediste.

Gracias Señor, por la sonrisa amable y por la mano amiga,

por el amor y por todo lo hermoso y por todo lo dulce,

por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños

y de las almas buenas.

 

Gracias por la soledad, por el trabajo, por las inquietudes,

por las dificultades y las lágrimas.

Por todo lo que me acercó a Ti.

 

Gracias por haberme conservado la vida, y por haberme

dado techo, abrigo y sustento

Gracias Señor. Gracias Señor. Señor.

¿Qué me traerá el año que empieza?

 

Lo que Tu quieras Señor, pero te pido fe para mirarte en todo,

esperanza para no desfallecer, y caridad para amarte cada día más,

y para hacerte amar entre los que me rodean.

Dame paciencia y humildad, desprendimiento y generosidad,

dame Señor, lo que tu sabes que me convieney yo no sé pedir.

Que tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas,

 

y que me halle siempre dispuesto a hacer tu Santa Voluntad.

Derrama Señor, tus gracias sobre todos los que amo

y concede tu paz al mundo entero. Así sea.

Gracias Señor. Gracias Señor.

 

Amén.





ORACIÓN PARA NOCHEVIEJA.

 

Señor, antes de entrar en el bullicio y el aturdimiento del fin de año, quiero esta tarde encontrarme contigo despacio y con calma. Son pocas las veces que lo hago. Tú sabes que ya no acierto a rezar. He olvidado aquellas oraciones que me enseñaron de niño y no he aprendido a hablar contigo de otra manera más viva y concreta.

Señor, en realidad, ya no sé muy bien si creo en Ti. Han pasado tantas cosas estos años. Ha cambiado tanto la vida y he envejecido tanto por dentro. Yo quisiera sentirme más vivo y más cercano a Ti. Me ayudaría a creer. Pero me resulta todo tan difícil.

Y, sin embargo, Señor, yo te necesito. A veces me siento muy mal dentro de mí. Van pasando los años y siento el desgaste de la vida. Por fuera todo parece funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos. Cualquiera me envidiaría. Pero yo no me siento bien.

Ya ha pasado un año más. Esta noche comenzaremos un año nuevo, pero yo sé que todo seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?

Cuánto desearía poder renovar mi vida desde dentro. Encontrar en mí una alegría nueva, una fuerza diferente para vivir cada día. Cambiar, ser mejor conmigo mismo y con todos. Pero a mi edad no se pueden esperar grandes cambios. Estoy ya demasiado acostumbrado a un estilo de vida. Ni yo mismo creo demasiado en mi transformación.

Por otra parte, Tú sabes cómo me dejo arrastrar por la agitación de cada día. Tal vez por eso no me encuentro casi nunca contigo. Tú estás dentro de mí y yo ando casi siempre fuera de mí mismo. Tú estás conmigo y yo ando perdido en mil cosas.

Si al menos te sintiera como mi mejor Amigo. A veces pienso que eso lo cambiaría todo. Qué alegría si yo no te tuviera esa especie de temor que no sé de dónde brota pero que me distancia tanto de Ti.

Señor, graba bien en mi corazón que Tú hacia mí solo puedes sentir amor y ternura. Recuérdame desde dentro que Tú me aceptas tal como soy, con mi mediocridad y mi pecado, y que me quieres incluso aunque no cambie.

Señor, se me va pasando la vida y, a veces, pienso que mi gran pecado es no terminar de creer en Ti y en tu amor. Por eso, esta noche yo no te pido cosas. Solo que despiertes mi fe lo suficiente para creer que Tú estás siempre cerca y me acompañas.

Que a lo largo de este año nuevo no me aleje mucho de Ti. Que sepa encontrarte en mis sufrimientos y mis alegrías. Entonces tal vez cambiaré. Será un año nuevo.

José Antonio Pagola


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Amén. El término amén, lejos de corresponder siempre exactamente a la traducción actual de “Así sea ¡” que expresa un mero deseo, pero no una certeza, significa, ante todo: Ciertamente, verdaderamente, seguramente o sencillamente: Sí. En efecto, este adverbio deriva de una raíz hebraica que implica firmeza, solidez, seguridad (cfr. Fe). Decir amén es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. 1. Compromiso y aclamación. El amén que confirma un dicho puede tener un sentido débil, como cuando decimos “Sea” (Jer 28,6). Pero las más de las veces es una palabra que compromete: con ella muestra uno su conformidad con alguien (1Re 1,36) o acepta una misión (Jer 11,5), asume la responsabilidad de un juramento y del juicio de Dios que le va a seguir (Núm. 5,22). Todavía más solemne es el compromiso colectivo asumido en el momento de la renovación litúrgica de la alianza (Dt 27,15-26; Neh 5,13). En la liturgia puede este término adquirir también otro valor; si uno se compromete frente a Dios, es que tiene confianza en su palabra y se remite a su poder y a su bondad; esta adhesión total es al mismo tiempo “bendición de aquel al que uno se somete (Neh 8,6); es una oración segura de ser escuchada (Tob 8,8; Jdt 15,10). El amén es entonces una aclamación litúrgica, y y en este concepto tiene su puesto después de las doxologías (1 Cr 16,36); en el NT tiene con frecuencia este sentido (Rom 1,25; Gal 1,5;2 Pe 3,18; Heb 13,21). Siendo una aclamación por la que la asamblea se une al que ora en su nombre, el amén supone que para adherirse a las palabras oídas se comprende su sentido (1 Cor 14,16). Finalmente, el amén, como adhesión y aclamación, concluye los cánticos de los elegidos, en la liturgia del cielo (Ap 5,14; 19,4), donde se une al aleluya.

CUANDO UNA PERSONA SE HA IDO. VÍSPERAS DE TODOS LOS SANTOS. NO LLORES SI ME AMAS. No llores si me amas... Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo... Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos... si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas palidecen... Créeme. Cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía... ese día volverás a verme. sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz. Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida. Enjuga tu llanto y no llores si me amas. (San Agustín)

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