jueves, 15 de diciembre de 2022

VEN SEÑOR,.... VIGILAD ... DICIEMBRE 2022



VAN DRAG..

Me gustaría ya que estamos terminando un año más de vida, de proyectos realizados, de polémicas, compartiendo puntos de vista, y sobre todo agradeciendo testimonios de vida.

Les pido que me digan acerca de estas publicaciones Cuál les gusto?

Por qué les gustó? Cual no les gustó y por qué?

Cuál les llegó más al corazón?

Habrá una que te incómodo. Por qué?

Me gustaría saber si quieres que siga publicando este tipo de temas o crees que ya hay mucho de esto, lo que me digas me servirá para el próximo año, si el Señor nos lo permite.

Gracias principalmente por haberme leído todo el año, al grupo que tiene un compromiso, el cual les pido y los seguidores que están fuera y que hasta este año se ha permitido visualizar la formación.

Dios los bendiga.





 PREGUNTAS PARA MI NAVIDAD.

 

“Nuestro Dios apareció en el mundo y vivió entre los hombres”. Si lo crees, no lo digas sin asombro, y, si te asombras, no dejes de contemplar el misterio que has creído.

Considera el porqué de esa Navidad: entrarás en un abismo de amor, insondable como el abismo de Dios.

Mira en el espejo de esa Navidad: entrarás en un abismo de humildad, de pobreza, de debilidad, insondable como el abismo del hombre.

Considera lo que en esa Navidad se te ofrece: entrarás en el misterio de la justicia que tu corazón añora, de la paz que todo tu ser desea, de la alegría que cada sufrimiento te hace recordar, de una vida que sólo ese nacimiento puede revestir de inmortalidad.

Y no dejes de considerar lo que del hombre recibe ese Dios que apareció en el mundo: entrarás en el abismo del pecado, que es rechazo del amor, rechazo del don de Dios, rechazo de Dios.

Considera cómo se ha presentado Dios entre los hombres, y te adentrarás en el misterio de la fe: misterio del Dios escondido, misterio de una búsqueda que es hermana de oscuridades y sufrimientos.

Los padres de Jesús lo buscaron angustiados porque lo amaban, lo habían perdido, y no lo encontraban.

También Herodes lo buscó, pero sólo para matarlo.

Como Herodes, lo buscaron quienes tramaron su muerte y lo mataron.

Otros lo buscaron para escuchar su palabra, que dejaba la vida empapada en esperanza. Otros, porque esperaban ser curados. Otros, casi todos, como el posadero de Belén, ni siquiera cayeron en la cuenta de que Dios había aparecido en el mundo y vivía entre ellos.

“Nuestro Dios apareció en el mundo y vivió entre los hombres”. Me pregunto si he aprendido a conjugar en tiempos de presente los verbos de esta confesión, me pregunto si también yo puedo encontrar a Dios en mis caminos.

El que a Belén llegó pidiendo posada desde el seno de una joven madre, el que a unos pastores se mostró envuelto en pañales y recostado en un pesebre, llama a la puerta de mi casa cada día, pidiendo entrar y que cenemos juntos.

Me pregunto en qué voz podré reconocer su palabra, en qué llanto su queja, en qué cuerpo su necesidad, en qué rostro su presencia.

Me pregunto si alguna vez lo he reconocido en la Eucaristía y en los pobres. ¡Me pregunto si lo amo!


HABLANDO DE COLORES- PARTE DOS.

Una de las costumbres y tradiciones más populares en Nochevieja es la de llevar ropa interior de color rojo, tanto hombres como mujeres.

Aunque el origen de esta tradición no está del todo claro, nos remontaremos a la Edad Media, donde casi todo estaba prohibido. El color rojo era símbolo del demonio, la sangre y la brujería, por lo que era un color tabú, prohibido hasta el punto, incluso, de que hubo tiempos y lugares en que se prohibía hasta plantar y consumir alimentos de color rojo, como los pimientos y tomates. Por descontado, el vestir con ropas de color rojo era impensable, hasta que, tiempo después, se fue identificando el color con otro significado.

Poco a poco, se fue otorgando al rojo el simbolismo de la buena suerte y su relación con la vida y la prosperidad. Usar ropa interior de color rojo atrae el amor, la pasión, y utilizar ropa interior de color amarillo y del revés atrae la suerte y la felicidad¦ (lógico que para un buen cristiano instruido esto es superstición).

Como veras esto de los colores es bien aprovechado por los mercadologos y por todas esa empresas de ropa que han hecho de este gran negocio una tradición popular. Sin dejar a un lado la industria de alimentos y así tenemos uvas que su precio está por los cielos, como los vinos y las sidras; la carne etc.


16 DE DICIEMBRE PRIMERA POSADA HASTA COMPLETAR EL NOVENARIO.




Desde el Corazón... vivo el amor con mi familia. ORACIÓN.

 

Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra,

Padre, que eres Amor y Vida,

haz que cada familia humana sobre la tierra

se convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo, «nacido de Mujer»,

y mediante el Espíritu Santo, fuente de caridad divina,

en verdadero santuario de la vida y del amor

para las generaciones que siempre se renuevan.

Haz que tu gracia

guíe los pensamientos y las obras de los esposos

hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.

Haz que las jóvenes generaciones

encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad

y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Haz que el amor

corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio,

se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis,

por las que a veces pasan nuestras familias.

Haz finalmente,

te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret,

que la Iglesia en todas las naciones de la tierra

pueda cumplir fructíferamente su misión

en la familia y por medio de la familia.

Tú, que eres la Vida, la Verdad y el Amor,

en la unidad del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

San Juan Pablo II.




ORACIÓN-NAVIDAD.

 

Te alabamos Jesús mío

que naciste en un pesebre

tan pobre como el más pobre

que con amor te adoró,

y tambien los Magos Reyes

que regalos te brindaron

el oro, incienso y la mirra

que la Virgen contemplaba

Yo te ruego niño Dios

que recuerdes a los niños

protégelos del dolor

y bríndales tu cariño

para que vivan en paz

y feliz puedan cantar

en la dulce Navidad

una hosanna al Señor

que derrama Su bondad.

Que olvides nuestros errores

nos enseñes el camino

para poder ser mejores

que a los pobres ayudemos

con la misma caridad

que nos añade el amor

de tu bendita bondad.

Permite niño que un día

podamos todos cantar

unidos y de la mano

un canto de libertad

se arrepientan los que tratan

de opacar tu dignidad

y que canten los que hacen

que el amor pueda triunfar



NO TE EQUIVOQUES.

LOS CATÓLICOS NO CELEBRAMOS CUMPLEAÑOS, SINO ACONTECIMIENTOS.

VAN DRAG.




VIGILAD VUESTRA GENEROSIDAD.

Vigilad vuestra generosidad. Cuando hay fe, el pan se multiplica. Cuando hay egoísmo, hasta la riqueza se convierte en pobreza.

El Señor viene en Navidad. Y, entre otras cosas, viene para recordarnos que en el mundo podemos vivir como hermanos. Que en la tierra se puede vivir dignamente poniendo todos un poco de nuestra parte.

Si el Señor hizo andar a los paralíticos, devolvió la vista a los ciegos o la sensación del sonido a los sordos ¿por qué no nos va a dar a nosotros lo que más necesitamos para ser felices?

Recientemente, un joven, en un programa televisivo decía –más o menos- lo siguiente: “no me falta de nada, pero siento que me falta algo” ¿No le faltaría a este chico alguien? ¿Alguien con quien hablar? ¿Alguien con quien compartir?

El Señor, viene en Navidad, vigilemos para que repartamos, como Dios lo hace, con el corazón.





Ven, Señor.

 

Sigue viniendo.

No te canses de venir, en espíritu, en palabra, en verdad y vida.

Ven a este mundo que hambrea sentido y de esperanza.

Ven a habitar cada horizonte.

Ven a sacudir las inercias, a avivar los amores apagados, a calentar los hogares fríos, ven.

Ven, de nuevo niño, a mostrarnos esa fragilidad poderosa del Dios niño.

Sigue viniendo, contra viento y marea, contra escepticismos y rutinas, contra dudas y atrofias.


miércoles, 7 de diciembre de 2022

El Rostro de Dios. Ed, Sígueme.

 


El Rostro de Dios. Ed, Sígueme.

EL BUEY Y EL ASNO.

Desde entonces, un buey y un asno forman parte de la representación del pesebre o nacimiento. ¿Pero de dónde proceden propiamente estos animales? Los relatos de la navidad del nuevo testamento no nos narran nada acerca de esto.

Pero, si profundizamos esta cuestión, topamos con un hecho que es importante para todas las costumbres navideñas y sobre todo para la piedad navideña y pascual de la iglesia en la liturgia y al mismo tiempo en los usos populares.

El buey y el asno no son simples productos de la fantasía; se han convertido, por la fe de la iglesia, en la unidad del antiguo y nuevo testamento, en los acompañantes del acontecimiento navideño. En efecto, en Isaias/01/03 se dice concretamente: «Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo, pero Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento».(…)

En las representaciones medievales de la navidad, no deja de causar extrañeza hasta qué punto ambas bestias tienen rostros casi humanos, y hasta qué punto se postran y se inclinan ante el misterio del Niño como si entendieran y estuvieran adorando.

Pero esto era lógico, puesto que ambos animales eran como los símbolos proféticos tras los cuales se oculta el misterio de la iglesia, nuestro misterio, puesto que nosotros somos buey y asno frente a lo eterno, buey y asnos cuyos ojos se abren en la nochebuena de forma que, en el pesebre, reconocen a su Señor.

¿Pero le reconocemos realmente? Cuando nosotros ponemos el buey y el asno en el portal, deben venirnos a la memoria aquellas palabras de Isaías, las cuales no son sólo evangelio -promesa de un conocimiento que nos ha de llegar- sino también juicio por nuestra ceguera actual. El buey y el asno conocen, pero «Israel no tiene conocimiento, mi pueblo no tiene inteligencia».

¿Quién es hoy el buey y el asno, quién «mi pueblo», que está sin inteligencia? ¿En qué se conoce al buey y al asno y en qué a «mi pueblo»? ¿Por qué se da el fenómeno de que la irracionalidad conoce y la razón se halla ciega?

Para encontrar una respuesta, debemos volvernos nuevamente, con los padres de la iglesia, a la primera navidad. ¿Quién es el que no conoció? ¿Y quién conoció? ¿Y por qué ocurrió así.

Ahora bien, el que no conoció fue Herodes, el cual tampoco comprende nada cuando se le anuncia el nacimiento del Niño. Sólo sabe de su afán de dominio y de su ambición de mando y de la manía persecutoria correspondiente y, por ello, se hallaba profundamente cegado (Mt 2,3).

El que no conoció fue también «todo Jerusalén con él» (Ibid.). Quienes no conocieron fueron los hombres vestidos lujosamente, las gentes importantes (Mt 11,8). Los que no conocieron fueron los señores sabihondos, los entendidos en Biblia, los especialistas en la interpretación de la sagrada Escritura, los cuales conocían con exactitud los pasajes de la Biblia, y, sin embargo, no entendían una palabra (Mt 2,6).

Los que le conocieron como el «buey y el asno» fueron: los pastores, los magos, María y José. ¿Podía ser de otra manera? En el establo donde él se encuentra no se ve gente fina, allí están como en su casa el buey y el asno.

¿Pero qué es lo que ocurre con nosotros? ¿Nos hallamos tan alejados del establo porque somos demasiado finos y demasiado sesudos para ello? ¿No nos enredamos también nosotros en sabihondas interpretaciones de la Biblia, en pruebas de la autenticidad o inautenticidad, de forma que nos hemos hecho ciegos para el Niño y no percibimos ya nada de él?

¿No estamos demasiado en «Jerusalén», en el palacio, encasillados en nosotros mismos, en nuestra propia gloria, en nuestras manías persecutorias para que podamos oír en seguida la voz de los ángeles, acudir al pesebre y ponernos a adorar?

Así en esta noche nos contemplan los rostros del buey y del asno que nos interrogan: mi pueblo carece de inteligencia, ¿no comprendes tú la voz de tu Señor? Cuando nosotros colocamos las figuras que nos son familiares en el pesebre, debemos pedir a Dios que otorgue a nuestros corazones aquella simplicidad o sencillez que sabe descubrir en el niño al Señor, tal como lo hizo, en tiempos, Francisco en Greccio.


Amén. El término amén, lejos de corresponder siempre exactamente a la traducción actual de “Así sea ¡” que expresa un mero deseo, pero no una certeza, significa, ante todo: Ciertamente, verdaderamente, seguramente o sencillamente: Sí. En efecto, este adverbio deriva de una raíz hebraica que implica firmeza, solidez, seguridad (cfr. Fe). Decir amén es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. 1. Compromiso y aclamación. El amén que confirma un dicho puede tener un sentido débil, como cuando decimos “Sea” (Jer 28,6). Pero las más de las veces es una palabra que compromete: con ella muestra uno su conformidad con alguien (1Re 1,36) o acepta una misión (Jer 11,5), asume la responsabilidad de un juramento y del juicio de Dios que le va a seguir (Núm. 5,22). Todavía más solemne es el compromiso colectivo asumido en el momento de la renovación litúrgica de la alianza (Dt 27,15-26; Neh 5,13). En la liturgia puede este término adquirir también otro valor; si uno se compromete frente a Dios, es que tiene confianza en su palabra y se remite a su poder y a su bondad; esta adhesión total es al mismo tiempo “bendición de aquel al que uno se somete (Neh 8,6); es una oración segura de ser escuchada (Tob 8,8; Jdt 15,10). El amén es entonces una aclamación litúrgica, y y en este concepto tiene su puesto después de las doxologías (1 Cr 16,36); en el NT tiene con frecuencia este sentido (Rom 1,25; Gal 1,5;2 Pe 3,18; Heb 13,21). Siendo una aclamación por la que la asamblea se une al que ora en su nombre, el amén supone que para adherirse a las palabras oídas se comprende su sentido (1 Cor 14,16). Finalmente, el amén, como adhesión y aclamación, concluye los cánticos de los elegidos, en la liturgia del cielo (Ap 5,14; 19,4), donde se une al aleluya.

CUANDO UNA PERSONA SE HA IDO. VÍSPERAS DE TODOS LOS SANTOS. NO LLORES SI ME AMAS. No llores si me amas... Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo... Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos... si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas palidecen... Créeme. Cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía... ese día volverás a verme. sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. volverás a verme en transfiguración, en éxtasis feliz. Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida. Enjuga tu llanto y no llores si me amas. (San Agustín)

LA FELICIDAD DE JESÚS. José Antonio Pagola

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